Fuente de la imagen: Pixabay/532Yoga

No te decimos nada nuevo si te comentamos que vivimos en una sociedad cargada de estrés donde la atención y la observación conscientes se han perdido como actividad cotidiana del ser humano. Pasamos por las distintas actividades de la jornada sin experimentarlas en su totalidad, perdiendo la riqueza personal que ello conlleva. Afortunadamente contamos con técnicas como la meditación que nos pueden ayudar a recuperar esa práctica en la que la mente atiende y observa con claridad sin perderse en la locura de la vida diaria.

No te despistes: incluye en tu vida Mindfulness

La atención plena y mindfulness guardan una relación más que estrecha. El mindfulness es en sí ‘consciencia o atención plena’ como demuestran muchas de las afirmaciones que distintos doctores y expertos en la materia exponen a la hora de definir la esencia de este concepto. Por ejemplo, según palabras del Dr. Jon Kabat-Zinn el mindfulness sería “prestar atención a propósito, en el momento y sin crear juicios”; por su parte, Bishop junto con otros colaboradores , se han referido al mismo concepto como “Una forma de atención no elaborativa, que no juzga, centrada en el presente, en la que cada pensamiento, sentimiento o sensación que aparece en el campo atencional es reconocida y aceptada tal como es”.

Como la atención plena es tan importante dentro del mindfulness, los ejercicios que se realizan en su práctica están basados principalmente en eso, en ejercitar la atención con dos prácticas igual de básicas como efectivas:

Focalizar la atención en un objeto tangible concreto. En las sesiones de meditación actuales ese ‘objeto’ suele ser la propia respiración.

– Llevar la atención a experimentar el momento presente, el aquí y ahora, pero sin centrarse en nada tangible.

 

No te desesperes si estas prácticas te cuestan mucho al principio con lo sencillas que parecen sobre el papel: en realidad,  requieren de un esfuerzo mental notable. Eso sí, autores expertos como Tang, junto con otros colaboradores, te tranquilizan y te aseguran que la actividad cognitiva que se requiere para mantener la atención en el foco concreto, es paulatinamente mucho menor según se aumenta la práctica. Así que ya sabes: practica, practica, practica. ¡Cada vez te costará menos focalizar tu atención!

Meditar mejora la atención. ¡Lo dicen los científicos!

Distintos estudios han dejado constancia de cómo la realización de las prácticas que te hemos contado antes a través de la meditación mejoran de forma plausible la capacidad de atención plena, precisión y concentración de quienes lo practican.

Por ejemplo, la divagación de la mente, entendiendo ésta como ‘el salto’ de la misma de un punto a otro, sin prestar atención a nada concreto, consumiendo una enorme energía de la actividad mental de una persona, se ve reducida con el desarrollo de las capacidades atencionales. (Levinson, Stoll, Kindy, Merry y Davidson, 2014) (Killingworth y Gilbert, 2010).

De igual forma, distintas pruebas de neuroimagen (Tang et al., 2015), registros de electroencefalograma (Lutz et al., 2009) y tests neuropsicológicos (Soler et al., 2012) han podido dejar constancia de que la práctica y mejora de la atención plena permite un cambio fisiológico plausible en el cerebro: se produce, exactamente, un cambio funcional y estructural en las redes neuronales relacionadas, precisamente, con la atención.

¿A qué la posibilidad de que tu capacidad de concentración se vea incrementada considerablemente gracias a la meditación te está haciendo plantearte su práctica en serio? Pues si te decimos que, además, te ayudará con la gestión de tus emociones, seguro que te lanzas a meditar con los ojos cerrados.

 

Claridad mental para sentirse mejor

Para sentirse bien desde un plano emocional, la claridad y la precisión son fundamentales entendidos como una forma de ser conscientes y aceptar las emociones. Hablamos, en concreto, de lo que se denomina en el plano de la psicología como regulación emocional, que se refiere a la capacidad de la persona para modular sus respuestas emocionales a través de la activación de diferentes estrategias ya sean éstas emocionales, cognitivas o conductuales. (Gratz y Roemer, 2004; Salovey et al., 1995) (Más información: Extension.uned.es).

Y es que la regulación de las emociones y de plena experiencia es un proceso complejo, pero vital para el enriquecimiento personal. La realización y seguimiento de las siguientes tareas relacionados con la precisión pueden ayudarte a que esa regulación se haga de una forma eficaz:

1.- Apertura y atención emocional: cuando eres capaz de ser consciente de sus emociones. Si no fueras capaz, estaríamos hablando de un trastorno conocido como ‘Alexitimia‘, en el que la propia persona no puede detectar sus emociones ni tampoco expresarlas de forma verbal. (Lane y Schwartz, 1987; Taylor et al., 1988).

Una vez que uno es consciente y reconoce sus emociones, el siguiente paso ligado a éste consiste en atenderlas, es decir, en prestarles atención, porque las emociones dan información sobre multitud de aspectos de nuestra vida. Al igual que existe el polo opuesto al caso de la consciencia de las emociones, también lo encontramos en la atención a las mismas. En este caso hablamos de la desatención emocional, de ser conscientes de ellas, pero no darle ninguna importancia. (Gratz y Roemer, 2004).

2.- Aceptación: entendida en este caso como la aceptación de las emociones, es decir, aceptas la propia experiencia emocional de forma consciente, independientemente de que sea positiva o negativa. En el caso de que niegues esas emociones, estamos hablando de un proceso de rechazo hacia las mismas. (Hervás y Jódar, 2008).

3. Etiquetado emocional: una vez que dejas entrar las emociones, las reconoces, las atiendes y las aceptas, el siguiente paso clave en la regulación emocional consiste en etiquetarlas, es decir, en nombrarlas sin miedo, en saber identificarlas. Si no sabes expresar esa emoción que sientes, estamos hablamos de confusión emocional. (Gratz y Roemer, 2004; Salovey et al., 1995).

4. Análisis emocional: finalmente, el proceso emocional será plenamente óptimo si se cumple este último paso. En este caso, tras etiquetar las emociones, tienes que reflexionar plenamente sobre ellas, entendiendo de forma consciente lo que significan y, lo que es aún más importante, qué implicaciones conllevan. Si no consigues llevar a cabo esa reflexión y no entiendes la influencia que en ti ejercen esas emociones, estamos hablando de evitación emocional.

En el caso de que no puedes ‘cumplir’ algunos de estos pasos o procesos de manejo de las emociones habría un error en la regulación emocional y estaríamos hablando de lo que se ha denominado alteración dela regulación emocional (Gratz y Roemer, 2004; Salovey et al., 1995).

Conclusión

La precisión, entendida como la capacidad de observar con claridad la mente y con ello, las emociones, es una habilidad que podemos desarrollar de forma progresiva con la práctica de la meditación. Por tanto, ésta también puede contribuir de forma eficaz a realizar con éxito el proceso de regulación de las emociones, de vital importancia para la aceptación personal y para el desarrollo de las relaciones sociales.

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