La pirámide alimentaria o alimenticia es, sencillamente, un gráfico que sugiere qué alimentos deberían incluirse en una dieta para que esta sea considerada saludable. Refleja, además, la proporción en la que es bueno consumir esos nutrientes para que un régimen de comidas resulte variado. Es una propuesta básica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y cada nación, a través de sus comités científicos, la adecua a su idiosincrasia y a su gente.

Por este motivo, hace pocos meses, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) hizo ciertas modificaciones a la pirámide clásica. ¿Cuál es la principal novedad? Incorpora hábitos saludables como hacer ejercicio y mantenerse bien emocionalmente, acciones tendientes al bienestar.

Los hábitos saludables: la gran novedad

En efecto, una dieta saludable es mucho más que comer frutas y verduras, bastante pescado y una ración semanal de carne de ternera. La nueva versión española de la pirámide alimenticia evidencia que la buena salud no depende únicamente de alimentarse de forma equilibrada. Va mucho más allá. Llevar un ritmo de vida activo y lograr un equilibrio entre las calorías que se consumen y las que se gastan son algunas de las recomendaciones para vivir cada día más y mejor.


 

En la base de la pirámide alimenticia ya no se ubica un grupo de alimentos, sino un conjunto de hábitos saludables que conviene adoptar cuanto antes. Esta es la gran novedad: ya no basta con comer bien. Para estar bien hay que implementar otras buenas prácticas. Exponemos las más destacadas:

– Una hora de ejercicio físico al día. Andar 10 mil pasos diarios es la recomendación, lo que equivaldría a caminar 60 minutos diarios. La actividad física es el mejor complemento de cualquier dieta.

Equilibrio emocional. Los estados de ánimo suelen incentivar a comer de determinada forma (positiva o negativamente). Alguien triste puede permanecer una noche entera viendo series de televisión y comiendo helado. Una persona excitada tiende a comer de modo compulsivo mientras que otra deprimida tal vez pierde el apetito y deja de comer. La clave para poder instaurar una buena alimentación pasa, por tanto, por cuidar la salud mental y emocional. 

Balance energético. Si se come más de lo que se gasta, se aumenta de peso. Si se come menos de lo que se gasta, se adelgaza. ¿El equilibrio? Ingerir lo mismo que lo que se gasta contribuye a mantener un peso corporal saludable.

Técnicas culinarias. Cocinar al vapor, a la plancha, al horno o hirviendo los alimentos es la recomendación, así como evitar las frituras.

Beber suficiente agua. La hidratación es una parte esencial de toda alimentación. Los varones requieren dos litros y medio al día y las mujeres dos. El caso de los niños es particular: depende de si son lactantes y de su nivel de actividad (los bebés se están quietos, mientras que un niño de 5 años anda de aquí para allí todo el día).

En síntesis, la nueva versión de la pirámide alimenticia fomenta buenas prácticas que preservan la salud y el bienestar. Estar activo, emocionalmente estable y bien hidratado son buenos hábitos que vale la pena que incorpores a tu rutina diaria.

RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.

Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí  que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.


 

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