Muchos son los productos que usamos habitualmente que contienen aluminio. Este metal tiene una presencia importante en la industria alimentaria. Asimismo, lo podemos encontrar en cremas, dentífricos y desodorantes. Sin embargo, diferentes estudios han relacionado el aluminio con numerosas enfermedades.

Qué es el aluminio

El aluminio es un metal muy abundante en nuestro planeta que no se encuentra nunca de manera libre en la naturaleza. Lo solemos encontrar en muchas rocas, sobre todo en las igneas que lo contienen en forma de minerales de alúmino silicato. En ciertas condiciones y, tras diversas reacciones químicas, estos minerales se convierten en bauxitas, que son la materia prima fundamental para producir aluminio.

Fuente: Pixabay/Bilderjet

El aluminio está presente en la construcción ya que se utiliza en puertas, ventanas, desagües, etc. También, podemos encontrarlo en aviones, automóviles, radiadores, e instalaciones eléctricas etc. En general, podemos decir que es un material de gran utilidad. Sin embargo, cuando se produce un contacto más directo con nuestro cuerpo puede conllevar ciertos riesgos para la salud.

Podemos encontrar el aluminio en nuestra cocina: papel de aluminio, herramientas, utensilios de cocina, congeladores, acondicionadores de aire, incluso en en polvo se incluye en las pinturas. Además de estos usos, también se encuentra en los embalajes de los alimentos y algunos medicamentos.


 

Efectos derivados del uso de aluminio

Numerosos expertos coinciden en que a partir de ciertos niveles, el aluminio puede causar daños graves para nuestra salud. El problema es que no hay claridad en cuanto a qué niveles son el límite. El aluminio ha sido relacionado con el Alzheimer y el cáncer de mama.

Aluminio y Alzheimer

El aluminio, es ante todo una neurotoxina que afecta nuestro cerebro. Cuando se practican autopsias en pacientes con Alzheimer, los niveles de aluminio suben a 4-6, cuando lo normal debería de ser 0, o a lo sumo 1-2. Se utiliza también como adyuvante en las vacunas y, tras las vacunaciones, se ha encontrado aluminio en músculos que producía inflamación y debilidad.

Como ya hemos dicho, podemos encontrar aluminio en todas partes. Lo encontramos en las tapas de los yogures, en los desodorantes, en los cosméticos, en los envases de ciertos alimentos y en el agua.

Aluminio y cáncer

Según los estudios llevados a cabo por la  Dra. Philippa Darbre de la Universidad de Reading, parece existir relación entre el aluminio, los disruptores endocrinos y el cáncer de mama. Además de detectar parabenos y aluminio en altas concentraciones en los tumores de cáncer de mama, también se comprobó que la agresividad de los tumores aumentaba de manera significativa si se añadía aluminio. Esto demostró que el aluminio causa tumores y también los vuelve más agresivos.

Fuente: Pixabay/RitaE

Es curioso que el 60% de todos los cánceres se encuentren cerca de las axilas. Además de esto se ha comprobado que los tumores en las mamas se dan con mucha más frecuencia en el cuadrante superior izquierdo del pecho. Este hecho podría demostrar que la mayoría de las mujeres son diestras y aplican más cantidad de desodorante en el lado izquierdo.

Aluminio y alergias alimentarias

Además de su relación con el cáncer parece que el aluminio provoca alergia a cualquier alimento. Esto es debido a que el aluminio provoca una reacción del sistema inmune creando alergias alimentarias. Se ha observado que se absorbe más cuando se ingiere junto al ácido cítrico y otras sustancias. Por ello si tomamos tomate en lata, refrescos o cervezas estaremos ingiriendo una cantidad mayor de este metal. Si tenemos que guardar alimentos ácidos deberíamos procurar no hacerlo en envases que contengan aluminio.

Diferentes colorantes, aromatizantes y aditivos contienen aluminio. En el agua potable de algunos países también se utiliza, aunque otros, como Francia han prohibido su uso.

Los fármacos destinados a evitar la acidez estomacal también contienen aluminio. Las personas que consuman este tipo de fármacos de manera habitual deben saber que están sobrecargando su organismo con un exceso de hidróxido de aluminio. Este compuesto se ha relacionado, según diferentes estudios, con la demencia. Los desodorantes que contienen aluminio no deberían ser aplicados durante las seis horas siguientes al afeitado de las axilas.

Cómo reducir las cantidades de aluminio

Cualquier medida que tomemos para reducir las cantidades de aluminio que entran en contacto con nuestro cuerpo serán muy beneficiosas.

  • Bebe agua filtrada o depurada. Existen diferentes formas de filtrar el agua. Existen jarras con filtros en el mercado y también tienes la posibilidad de instalar filtros en tu domicilio.
  • No uses medicamentos o cosméticos que contengan aluminio. Como ya hemos dicho anteriormente, diferentes medicamentos, como los antiácidos contienen aluminio. Así mismo los desodorantes, pasta de dientes y cremas también pueden contenerlo.
  • Vacunas, las justas. Algunas vacunas contienen dosis muy altas de aluminio.
  • Siempre envases de cristal para los alimentos. No utilices alimentos que vengan en latas, ni cápsulas de café, ni tubos.
  • Evita utensilios de cocina de aluminio. Cualquier utensilio que utilices para cocinar procura que sea de acero inoxidable.

Fuente: Pixabay/congerdesign

  • No utilices papel de aluminio para cocinar o para envolver. Cuando tengas que envolver alimentos ácidos pon especial atención en no utilizar este tipo de envoltorio.
  • Reduce el consumo de queso y alimentos horneados. Este tipo de alimentos llevan aditivos que contienen aluminio.
  • Utiliza desodorantes naturales. El sudor no es el causante del mal olor, son las bacterias que están en nuestra piel. Con una buena higiene y un poco de limón o piedra de alumbre tendrás los mismos resultados que con un desodorante con aluminio y cero efectos secundarios.

Detección de niveles de metales

Si tienes dudas acerca de la cantidad de metales tóxicos, como el aluminio, que tienes en sangre, existen diferentes pruebas que puedes hacerte. El mercurio, por ejemplo, se detecta mediante una prueba de orina y el aluminio en las heces.  Estas pruebas son mayormente recomendadas para personas que tienen cáncer o enfermedades neurodegenerativas. Se han encontrado niveles altos en personas con alergias alimentarias.

Hemos visto que el aluminio está presente en nuestra vida, allá donde miremos. En los alimentos, en los medicamentos, cosméticos y utensilios de cocina. En nuestra mano está poner atención y evitar aquellos productos o alimentos que lo contengan. Nuestra salud nos lo agradecerá.

RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.

Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí  que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.


 

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