Los expertos lo tienen claro, es muy importante que los padres mantengamos un horario regular en la alimentación de nuestros hijos. Gracias a ello, conseguimos mejorar su desarrollo y también sus capacidades, puesto que la rutina es una gran aliada del equilibrio emocional.

Cuando consigues seguir un horario todos los días, en realidad estás ayudando a que tu hijo tenga una referencia de seguridad y tranquilidad en el ambiente. Ten en cuenta que ellos cada día hacen un descubrimiento nuevo y necesitan mantener la regularidad para reforzar los métodos y hábitos de su continuo aprendizaje.

Fuente: Pixabay/digihanger

Eso sí, no hace falta mantener una puntualidad británica. Puedes darle la comida o la cena con una diferencia de veinte minutos cada día, ese margen no lo notará. Lo que no es aconsejable es que cada vez coman a una hora distinta. Evidentemente, siempre hay festivos en los que te podrás saltar la norma. No te preocupes por eso, es una excepción, el principal objetivo es encontrar un equilibrio.

¿Cómo benefician los horarios regulares a nuestros hijos?

Los horarios son beneficiosos para los niños por diferentes razones que te contamos a continuación:


 

  • Mejora su metabolismo: La regularidad ayuda a que el estómago de tu hijo se acostumbre a aumentar la producción de jugos gástricos durante determinadas horas. Así, tu pequeño ahorra energía y su sistema digestivo se adapta al horario que marca su ritmo interno. Tu hijo no tendrá hambre a deshoras, ni necesitará picar o comer golosinas.
  • Mejora su capacidad intelectual: Todas las personas necesitamos comer para mantenernos sanas y fuertes. Tu hijo consume una gran cantidad de energía cada día, las rutinas le permitirán ser más metódico y mejorar su propio equilibrio.
  • Le ayuda a construir su personalidad: Cuando sigues un horario en el tiempo, en realidad le estás proporcionando a tu hijo un gran equilibrio emocional que será indispensable para que desarrolle bien su personalidad.
  • Seguridad: Ten en cuenta que cuando repetimos un acto de manera cotidiana, conseguimos que se cree un hábito que más tarde convertiremos en una virtud. Tu hijo se sentirá seguro manteniendo el hábito, puesto que repetirá un ritual todos los días hasta que le resulte familiar y predecible, es decir, seguro.
  • Organización: Los pequeños no nacen organizados, sino que somos los adultos quienes les enseñamos a serlo. Los horarios favorecen la organización y las rutinas.

La alimentación, el sueño y la higiene son los primeros hábitos que aprende tu hijo. Con la creación de estas rutinas, conseguimos que los niños y las niñas aprendan el sentido del orden del que nace la libertad.

La constancia y la regularidad son dos valores que los más pequeños desarrollarán a lo largo de su vida a partir de los horarios que creemos sus padres.

Fuente: Pixabay/yalehealth

¿Cómo puedes crear un horario que sea bueno para el niño?

La clave a la hora de establecer el mejor horario para tu hijo depende de la edad del pequeño. Si aún es bebé, es importante que busques la combinación de sueño y alimentación que marque su reloj interno. Los recién nacidos tienen su propio ritmo, toman el pecho a demanda o los biberones. Ellos escuchan sus propios biorritmos más que los adultos, que nos adaptamos nuestros tiempos al horario laboral.

A partir del sexto mes es cuando incorporas la alimentación complementaria en la dieta de tu hijo. También es el momento de regular el horario del niño acorde a sus propias necesidades.

El desayuno debe tomarlo temprano. Ten en cuenta que a partir de los nueve meses, lo ideal es que los niños duerman catorce horas, con las siestas incluidas, y después unas once horas hasta que son prácticamente adolescentes. Por eso, es aconsejable que tomen el desayuno antes de las ocho de la mañana.

Después, un poco más tarde, sobre las diez, pueden tomar un poco de fruta, ya que estarán hambrientos. Si va a la guardería o al colegio, ya sabes que sobre esa hora hacen la pausa del almuerzo.

La hora más aconsejable para que coman los bebés es a las doce o doce y media. Ten en cuenta que después de comer tiene que hacer la siesta. Si se duerme muy tarde, por la noche le costará más conciliar el sueño. Después de su siesta, no más tarde de las cuatro de la tarde, conviene que le des la merienda. La mejor hora para cenar son las siete o las ocho de la tarde, es posible que antes de meterse en la cama, el niño quiera tomar un vaso de leche también.

Fuente: Pixabay/StockSnap

Cuando los niños entran en el colegio, sus horarios empiezan a adaptarse más al de los adultos, sobre todo el de la cena. Si tus hijos se quedan en el comedor de la escuela, allí les servirán la comida alrededor de la una de la tarde, con lo que cuando salen tienen hambre. Es aconsejable que merienden entre las cuatro y media o las cinco.

Si para comer no podemos coincidir con nuestros hijos, sí que es aconsejable que lo hagamos a la hora de la cena. Como no conviene que los pequeños cenen demasiado tarde porque han de acostarse pronto, lo mejor es que nosotros intentemos adaptarnos a ellos.

Las reuniones familiares diarias nos ayudan a mejorar la comunicación, son ideales para compartir nuestro día a día o nuestras inquietudes. Nuestros hijos necesitan pasar tiempo con nosotros, por lo que podemos aprovechar el momento de la cena para fortalecer nuestros lazos con ellos.

Cuando te acostumbras a mantener un horario regular y a compartirlo con tus hijos, tú mismo como adulto también mejoras tu equilibrio interno y tus propias capacidades. Los horarios nos ayudan a regular y mejorar nuestro propio metabolismo.

Si en tu familia estableces hábitos de vida saludable, tus hijos seguirán tu propio ejemplo. Por tanto, las rutinas no son solo positivas para los más pequeños, sino que lo son para toda la familia. Aprovechemos, pues, cada momento que podamos compartir con nuestros pequeños y ayudémosles a que creen hábitos saludables y positivos en su día a día. Somos su guía y su mejor ejemplo.

RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. 

Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí  que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.


 

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