El dolor forma parte de la vida. Sin embargo, la manera en la que lo manejamos tiene mucho que ver con la intensidad con la que lo experimentamos. Controlar y mejorar el dolor emocional es posible.

De manera habitual, utilizamos los términos dolor emocional y sufrimiento como si se tuvieran el mismo significado. Sin embargo, podemos ver que existen algunas diferencias.

El dolor es una emoción negativa que se relaciona con algo que nos concierne. Por ejemplo, sentimos dolor al ver, con tristeza, que una persona que es importante para nosotros no cuenta con nosotros en un determinado evento. También duele la sensación de angustia que experimentamos al notar que envejecemos.

El dolor está constituido por una emoción que asociamos directamente a una situación y que podemos explicar con un pensamiento. Normalmente, con el transcurrir del tiempo o llevando a cabo ciertas acciones, como distraernos o aclarar una situación, el dolor aminora y termina.

 

Fuente: Pixabay/quinntheislander


Según interpretemos una situación así sufriremos

No obstante, el dolor tiene su propósito, nos sirve para que sepamos que tenemos que poner nuestra atención en un problema determinado. De esta manera, podemos discernir si aquello que nos duele es real o quizá es fruto de mi interpretación.

Por otra parte, el sufrimiento es un dolor emocional que nosotros avivamos con pensamientos que se basan en nuestras creencias. Consiguiendo, de esta manera, que su intensidad y duración sean mayores.

En ocasiones, este sufrimiento es irremediable, como, por ejemplo, cuando sufrimos por la muerte de una persona querida. Pero también puede ser un sufrimiento innecesario cuando interpretamos lo que nos sucede de forma errónea. Esto sucede cuando contemplamos la situación de forma inadecuada. Si, además de esto, nos dedicamos a rumiar una y otra vez esa interpretación, la duración del sufrimiento se hará mucho mayor que si hubiéramos sido capaces de pararlo en el momento preciso.

No todo el mundo experimenta el dolor de la misma manera

Cada persona experimenta el dolor emocional de una manera. Independientemente del desencadenante de ese dolor, el origen suele estar en que la persona no sabe gestionar algo que sucede fuera de lo previsto.

Algunas personas, al sufrir un dolor emocional, se encerrarán en su papel de víctimas durante mucho tiempo, alargando de esta manera el sufrimiento. Sin embargo, otras se pondrán manos a la obra para poder abandonar la situación que les hace sufrir, tan pronto como sea posible.

La ciencia estudia el dolor emocional

Distintos estudios cerebrales han podido demostrar que el dolor físico y el dolor emocional se procesan en la misma parte del cerebro. Son muchos los expertos que afirman que, igual que una lesión física podría conllevar dolores crónicos, hay procesos de dolor emocional de los que una persona nunca se llega a recuperar.

El profesor David Alexander, director del Centre for Trauma Research de Aberdeen, Escocia, afirma que el dolor emocional se transforma, sin duda, en dolor físico. Declarando también que la mayoría de las veces las dolencias se originan en la esfera emocional.

En definitiva, muchos científicos defienden la teoría de que, aquellas personas que no consiguen adaptarse y superar su dolor emocional, con seguridad, experimentarán mayor nivel de dolor físico.

 

Fuente: Pixabay/qimono

 

Así mismo, se ha relacionado el dolor emocional con problemas de salud como el aumento de la presión arterial, la inflamación crónica, disminución de la función inmunológica, etc.

¿Cómo manejar el dolor emocional?

Por mucho que el dolor emocional forme parte de la vida, podemos hacer mucho para aliviarlo o manejarlo. Veamos de que manera puede una persona manejar y afrontar el dolor emocional.

1- En primer lugar, es importante que te des cuenta de que estás sufriendo y de que quieres dejar de hacerlo. También tendrás que tener en cuenta que quizá al principio pueda doler más.

2- Es imprescindible que aceptes tu sufrimiento, el hecho de resistirte hará que el dolor aumente. La aceptación no es resignación. Sigues teniendo la posibilidad de hacer algo al respecto.

3- Déjate sentir el dolor. Es imposible manejar el sufrimiento sin sentirlo. El hecho de buscar alivio con medicamentos, drogas o alcohol solo conseguirá anestesiarlo y evitará que tengas la posibilidad de analizarlo. Sé consciente de dónde sientes ese dolor en tu cuerpo físico.

4- Da permiso a ese dolor para que salga. En cada ocasión la forma de hacerlo salir será diferente. Escribe, pinta, baila o desahógate con alguna persona de confianza.

5- Analiza, con detenimiento, qué hay detrás de ese dolor que estás experimentando. Analiza la situación desde distintas perspectivas. Tómate tu tiempo para hacer este análisis. No hay prisa.

Ejercicio, meditación y dieta

Además de manejar el dolor emocional cuando ya está en nuestra vida, es muy interesante poder prevenir su aparición. Te explico unas cuantas cosas que te pueden ayudar a ello.

  • Practica ejercicio: el ejercicio físico incrementa los niveles de neurotransmisores que apoyan una visión más optimista de la vida. Si ese ejercicio se practica al aire libre, contarás también con los beneficios de los rayos del sol.

 

Fuente: Pixabay/skeeze

 

  • Come bien: una buena dieta, con abundantes productos vegetales y libre de azucares y alimentos procesados, hará que te sientas mucho más feliz y centrado.
  • Medita: la meditación crea un espacio muy importante para que la sanación se produzca y para que relativicemos el dolor emocional. Cuando meditamos, ponemos distancia entre los pensamientos que crean ese dolor y nosotros. De esta manera somos capaces de analizar y observar la situación de una manera mucho más objetiva.

Si además de reservar 20 minutos diarios para la meditación consigues incluir distintos ejercicios mindfulness en tu rutina diaria, podrás darte cuenta de que las cosas por las que antes sufrían comienzan a disminuir.

El hecho de tener una mente en calma repercute muy positivamente en toda nuestra vida. La vida seguirá siendo la misma, con sus desafíos y sus días lluviosos, sin embargo, la manera de contemplarla habrá cambiado radicalmente.

Y desde esa nueva perspectiva, que la meditación y la atención plena te proporcionan, la vida se vive de manera muy diferente.

Te sugiero también que no dejes pasar un día sin sentirte agradecido, sin darte alguna muestra de cariño o reconocimiento y, sobre todo, sin practicar la aceptación hacia ti mismo y hacia lo que estés viviendo.

Y en todo esto te puede ayudar el método Crear Salud, que se convertirá en tu mejor compañero para llevar la atención plena y la meditación a tu día a día. Además, en este método también fomentamos y aconsejamos sobre una correcta nutrición y una vida más activa.

Descárgate la app Siente aquí puedes hacerlo- y empieza a disfrutar de los beneficios del mindfulness y la Psicología Positiva. A partir de una metodología muy sencilla, emprenderás el camino para trabajar la atención plena, controlar el dolor emocional y acercarte así a una vida más feliz.

 


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