Es frecuente que la ansiedad gobierne nuestras vidas ante muchas circunstancias. Los ataques de ansiedad se manifiestan para alertarnos de cómo la actitud que estamos adoptando no es precisamente la más adecuada, ni la que más nos beneficia.

Por lo general, no hemos aprendido a diferenciar nuestros pensamientos de nosotros mismos. Así nos identificamos totalmente con ellos, creyendo que somos lo que pensamos. ¿Qué podemos hacer para frenar tanta ansiedad? Lo iremos viendo a lo largo del texto.

Llega un momento en nuestras vidas que gestionar la ansiedad se vuelve imprescindible para nuestra salud. Cuando se manifiesta físicamente en enfermedades y conductas indeseables, es el aviso definitivo de que hemos perdido el control y somos presos de ella. Si dejamos que nuestros pensamientos y actos estén motivados por el caos de esta energía, estamos perdidos.

 

 

Son muchas las técnicas, los métodos y las terapias que nos hablan sobre cómo manejar nuestra ansiedad. Sin embargo, el trabajo recae en uno mismo, no podemos dejarlo en manos de nadie, puesto que ninguna persona podrá hacerlo por nosotros. Esto tiene que ver con nuestra responsabilidad y la toma de conciencia que hayamos adquirido. Algo que, sin duda ,es la base para que nos comprometamos con nuestro proceso.

Podemos servirnos de guías y ayuda externa, pero al fin y al cabo el cambio significativo se produce en nosotros mismos. Aprender a gestionar los ataques de ansiedad requiere de un cambio de actitud. Este cambio solo es posible tomando consciencia de qué es lo que tienes que cambiar en tu vida y que es realmente lo que más te beneficia. Para ello debemos ser muy honestos, algo que nos da la meditación.


La evitación alimenta la ansiedad

Este es uno de los principios básicos sobre la ansiedad. Tendemos a escabullirnos y huir de lo que nos molesta y lo que nos desagrada. Luchamos contra nuestra vulnerabilidad, para no aceptar lo que nos afecta y en consecuencia, no afrontarlo adecuadamente.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la ansiedad, no es nuestra enemiga, no tenemos que ir a combatirla. Cuando aparece lo hace por alguna razón. No surge de forma caprichosa sin ningún sentido. La emoción de la ansiedad nos sirve como señal para que atendamos a aquello que nos está impidiendo avanzar en nuestras vidas. Ese algo podemos ser nosotros mismos a través de nuestra actitud y nuestro modo de pensar.

¿Qué sucede cuando tenemos un ataque de ansiedad? Habitualmente es provocado por nuestros pensamientos y nuestra percepción, al sentir que no tenemos los recursos suficientes para afrontar una situación concreta. Ante esta situación es contraproducente luchar contra la ansiedad que experimentamos, lo más eficiente es experimentarla y advertir como por sí misma va disminuyendo. Un fuerte ataque de ansiedad puede durar entre 15 y 30 minutos, pero los primeros 4 minutos son los que generan mayor sufrimiento.

 

 

Muchos de nuestros miedos son irracionales, muchas de las situaciones que necesitamos evitar ni tan siquiera nos hemos cuestionado de una manera profunda por qué y para qué. Esto sucede por la desconexión con nosotros mismos con la que vivimos. La ansiedad se produce como una alerta para avisarnos de algo a lo que nosotros no podemos ni atender, porque estamos fuera de sí, buscando soluciones inmediatas en nuestro entorno, mediante alivios que nos generan una mayor ansiedad a medio y largo plazo.

La meditación resulta beneficiosa para gestionar los ataques de ansiedad

Una de las primeras medidas, para controlar nuestra ansiedad, es aprender de nosotros, de nuestro estado interno, para comprender qué quiere decirnos nuestra ansiedad. Atendiéndola y comprendiéndola es como la ansiedad acaba disolviéndose. Ya que su proceso natural es el de aparecer e ir disminuyendo gradualmente. ¿Por qué mantenemos la ansiedad? Nos atamos a ella precisamente por intentar evitarla. Se queda fijada hasta convertirse en estrés, lo que puede dar lugar a estados graves de salud.

¿Cómo podemos aprender a comprender y atender nuestra ansiedad? Se ha comprobado que la meditación nos ofrece los mejores resultados para controlar nuestra ansiedad de raíz, no de una forma superficial, como sucede con los ansiolíticos, calmantes, y diversos medicamentos que solo sirven para tapar la ansiedad. La práctica de la meditación nos permite profundizar en los síntomas para que entendamos sus causas.

 

 

La práctica de la meditación nos ayuda a desarrollar nuestra atención y concentración, lo que supone que somos dueños de nuestros pensamientos y no esclavos. Al profundizar y conocer la naturaleza de nuestros pensamientos, dejaremos de huir de ellos y los observaremos.

Cuando observamos el flujo continuo de nuestros pensamientos logramos conocernos mejor, y adquirimos los recursos suficientes para dejar de huir y escondernos de nosotros mismos. La ansiedad, como hemos dicho anteriormente, se alimenta de nuestra huida y de nuestro desconocimiento para atendernos. A través de la calma mental, que nos proporciona la meditación, seremos capaces de ver esta ansiedad incluso en las circunstancias más difíciles. Percibiremos que somos capaces de hacerlo y en vez de convertirnos en nuestros pensamientos, nos haremos espectadores de ellos, observándolos y quedándonos con lo que más nos convenga.

La meditación nos aporta las claves para mejorar nuestra calidad de vida. Muchos estudios científicos han demostrado cómo la práctica diaria de la meditación mindfulness ayuda a reducir la ansiedad. Pacientes que sufrían de ansiedad y depresión redujeron sus síntomas hasta en un 44% de los casos y la depresión hasta el 34%. Unos datos significativos, que corresponden a la prestigiosa base de datos de investigación biomédica «Pubmed», que nos muestran el lado científico de la meditación, para que podamos entenderla como un potente recurso terapéutico con el que afrontar las presiones diarias y las causas que nos llevan a mantener la ansiedad.

En conclusión, la base para trabajar con la ansiedad y reducir el estrés está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Pero, para trabajar con ello, no basta solo con aprender a relajarnos, sino que también necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. 

Herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí –  pueden ser grandes compañeras en tu camino para liberarte de la ansiedad. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la Psicología positiva para mejorar tu bienestar y, en definitiva, ser más feliz.

 


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