La vida es cambiante por naturaleza y por tanto estresante en muchos momentos. Las circunstancias que escapan a nuestro control y los cambios son fuentes de estrés para nosotros.  Estas experiencias pueden ser transformadas en experiencias positivas, de aprendizaje al afrontarlas como retos y no negarlas o evitarlas. La resiliencia es un proceso de adaptación positiva tras una situación negativa importante. Como el Dr. Bonanno indica, la resiliencia incluye resistir el suceso y rehacerse del mismo.

Hay tres actitudes que nos facilitan la resiliencia ante el estrés: el compromiso (Comprometerse e implicarse en lo que está ocurriendo a nuestro alrededor), el intento de ejercer control (Buscar formas de manejar lo que ocurre) y el tomar la situación como un reto (Ver las dificultades como retos).