La compasión es nuestra capacidad para amar y compartir el dolor de los demás. Pero, para poder trabajar con los demás y atender sus necesidades, debemos permanecer abiertos y estar disponibles primero para nosotros mismos.

La Organización Mundial de la Salud es contundente al decir que “la salud es un estado de bienestar completo a nivel físico, mental y social y no meramente la ausencia de enfermedad o discapacidad”.

Investigaciones científicas han demostrado que tener actitudes compasivas y voluntad de apoyo social no sólo fortalecen las relaciones sociales sino que elevan el nivel de bienestar. Las personas con alto nivel de bienestar social son a su vez personas más compasivas que se sienten integradas en su comunidad, contribuyen a ella ayudando y colaborando en lo que pueden, ven la sociedad en la que viven como coherente y razonable, que tiene un proyecto para todos los ciudadanos y son personas que confían y aceptan a sus conciudadanos.