Cada día existen más alertas sobre los peligros del sol. Mucha gente se defiende del sol de diferentes maneras. Sin embargo, son más las ventajas que nos ofrece que el daño que nos puede hacer, siempre que sepamos cómo hacer uso de sus bondades. Entre otras muchas cosas, el sol nos proporciona una manera natural y segura de aumentar nuestra vitamina D.
La importancia del sol
En nuestro planeta la vida está íntimamente relacionada con el sol. Las plantas dependen totalmente de la luz que el sol proporciona para realizar su fotosíntesis. Los animales, de la misma manera, dependen de él para alimentarse de las plantas. Y nosotros, los seres humanos, por mucho que no lo sepamos, somos seres solares. Nuestros relojes internos se rigen por la luz del sol. Sin sol la vida no existiría.
Desde tiempos inmemoriales se ha considerado al sol un astro mágico y se le ha venerado como si se tratara de un Dios. El sol tenía influencia en las cosechas de nuestros alimentos, por lo que se le relacionaba con nuestra supervivencia. Sin embargo, actualmente se ha perdido de vista la gran importancia del sol para nuestra vida.
Además, el sol también nos proporciona el calor que llega a la atmósfera, el cual favorece la temperatura adecuada para que se desarrollen las diferentes formas de vida. Podríamos decir también que los combustibles fósiles, como el carbón o el petróleo, son energía solar modificada y almacenada a través del tiempo.
El sol, así mismo, es el responsable de que nuestros cuerpos segreguen melatonina y sinteticen la vitamina D. La melatonina está muy relacionada con el estado de ánimo y las ganas de vivir. Y la vitamina D es la responsable directa de asimilación del calcio en nuestro cuerpo.
La vitamina D
La vitamina D, que en realidad es una hormona esteroide, se conoce también como calciferol. Es una de las vitaminas liposolubles indispensables para que nuestros huesos y dientes se formen de manera correcta y para que la absorción del calcio se lleve a cabo.
Su importancia se debe a que regula los niveles de calcio y fósforo en la sangre, promoviendo la absorción a nivel intestinal. Es la responsable del buen desarrollo del esqueleto contribuyendo a la formación de los huesos y a su mineralización. También interviene en procesos llevados a cabo por el sistema inmunológico. Y además de todo esto, se le atribuyen efectos antitumorales y funciones antienvejecimiento.
Cuando hay deficiencia de vitamina D
La deficiencia de vitamina D es mucho más habitual de lo que pudiéramos imaginar. Sin embargo, la mayoría de las personas no son conscientes de ello ni de los riesgos que esto conlleva.
En el mercado existen numerosos alimentos suplementados con vitamina D. Sin embargo, la cantidad de vitamina D que contienen no es suficiente para cubrir las necesidades del cuerpo.
Nuestro cuerpo está diseñado para obtener esta vitamina principalmente de la exposición al sol. Por esa razón, diversas investigaciones señalan que la carencia de vitamina D predomina en personas adultas que utilizan habitualmente protección solar o que no suelen hacer actividades al aire libre.
Los protectores solares bloquean la capacidad de sintetizar la vitamina D, ya que inhiben la respuesta de nuestro cuerpo a los rayos solares. Se estima que más del 90% de los adultos mayores de Estados Unidos tienen deficiencia de esta vitamina. Esto es debido a que pasan demasiado tiempo dentro de casa y a que, además, su respuesta al exponerse al sol es menor que en personas jóvenes cuando hablamos de sintetizar vitamina D.
La manera más segura de saber si existe deficiencia de vitamina D es hacer un análisis de sangre. Sin embargo, existen ciertos síntomas que nos pueden indicar que una persona tiene deficiencia. Aquel que tenga sobrepeso, sensación de tristeza, sudor en la cabeza frecuentemente o que sienta dolor de huesos a menudo, puede sospechar que tiene falta de vitamina D. Así mismo, como hemos dicho, a partir de los 50 años la piel no produce tanta vitamina D como respuesta a la exposición solar y los riñones tienen más dificultades para convertirla en aquella que nuestro cuerpo utiliza.
Beneficios de incrementar la vitamina D
Diferentes investigaciones han comprobado que al incrementar los niveles de vitamina D en las personas se podrían prevenir diferentes enfermedades crónicas. Las probabilidades de desarrollar cánceres se reducen considerablemente. Así mismo, se ha visto que es una gran ayuda en la curación de infecciones y resfriados y que regula la expresión de genes que influyen en el sistema inmune. Proporciona, también, cierta protección contra las enfermedades cardiovasculares y autoinmunes.
¿Cómo incrementar los niveles de vitamina D?
Cómo ya hemos visto, es muy importante que nuestro cuerpo cuente con la cantidad de vitamina D necesaria. La mejor manera para recibirla es a través del sol. No obstante, hoy en día existen diferentes preparados que nos aportan vitamina D de manera artificial. En estos casos, lo recomendable es que sea un médico quién decida qué cantidad y qué tipo de suplemento es necesario.
La mejor fuente de vitamina D es exponer la piel al sol cada día sin protector solar. El tiempo ideal a permanecer tomando el sol es hasta que la piel comience a ponerse de un tono rosa claro. Las personas con la piel más oscura tendrán que permanecer más tiempo que las que tienen la piel más clara.
Es importante observar la hora de tomar el sol para aumentar los beneficios y minimizar los riesgos para la piel. Entre las diez de la mañana y las dos de la tarde los rayos UVB tienen mayor intensidad y la cantidad de tiempo que se necesita para producir vitamina D es relativamente bajo.
Largas exposiciones al sol son inútiles y muy perjudiciales. Debemos recordar que el sol es nuestra fuente de vida pero que debemos respetar ciertas normas a la hora de tomarlo si no queremos tener problemas.
Hemos nacido gracias al sol y no podemos olvidar nuestra conexión con él. Intenta pasar al aire libre todo el tiempo que puedas y disfruta de baños de sol a menudo y tus niveles de vitamina D se mantendrán dentro de los límites saludables.
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