Kéfir es el nombre de una bebida que no todo el mundo conoce. Sin embargo, debería ser más conocida ya que aporta a nuestro cuerpo vitaminas, minerales y aminoácidos. Además de esto, tiene propiedades probióticas. Por este motivo, no deberías esperar, ni un día más, para incorporarlo a tu dieta si quieres obtener sus enormes beneficios.

Qué es el Kéfir

El Kéfir también es conocido con el nombre de búlgaros. Se trata de una bebida que contiene una mezcla importante de bacterias probióticas y levaduras en una base de proteínas, azúcares y lípidos. Se forma a partir de leche fermentada y tiene una composición muy especial.

El Kéfir es un hongo con forma de gránulos blandos y gelatinosos, parecido a una coliflor. Se alimenta de leche fresca de cabra o de vaca y hace que esta fermente. De esta manera, se obtiene una bebida parecida al yogur batido y de aspecto cremoso.

En su interior se encuentran una mezcla de bacterias (lactobacilos, leuconostococos, lactococos y acetobacterias) y levaduras (fermentadoras de la lactosa y no fermentadoras). Estas bacterias y levaduras son las causantes de los beneficios protectores para nuestro sistema digestivo.


 

Aunque sea parecido, no es un yogur

Su textura cremosa, el olor y sabor nos recuerdan al yogur pero, en realidad, no lo es. El yogur se produce a partir de la fermentación de la leche. Esta fermentación se lleva a cabo gracias a dos bacterias (Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus termophilus) que son muy diferentes a las que fermentan al Kéfir. Además, al Kéfir se le añaden levaduras y también contiene pequeñas cantidades de CO2, alcohol y ciertas partículas aromáticas. Por este motivo podemos encontrar en el Kéfir cierta cantidad de gas.

El yogur, normalmente, suele ser más espeso que el Kéfir, mientras que este último se suele tomar bebido por tener una consistencia más líquida.

Tipos de Kéfir

Podemos encontrar tres tipos de Kéfir: de leche, de agua y de té (Kombucha). Este té tiene un ligero sabor ácido. En cuanto al de agua, para algunas personas es mejor que el de la leche, aunque el más conocido es el de leche. Los tres tipos son el mismo Kéfir, contienen la misma microflora y los beneficios que aportan también son indénticos.

 

Beneficios del Kéfir

El principal beneficio de este hongo es que es un gran regenerador de la flora intestinal. También es un excelente digestivo.

El Kéfir como alimento probiótico, nos proporciona equilibrio en la flora intestinal. Por este motivo se recomienda su consumo cuando nuestra flora se encuentra desequilibrada. Por ejemplo, cuando tomamos algún tipo de fármacos que puedan alterarla como los antibióticos. Al tomar Kéfir, nuestro cuerpo transforma la flora intestinal en mal estado en bacilos lácticos con propiedades antisépticas.

Otro beneficio del Kéfir es que es un alimento digestivo. Es muy útil para las personas que tienen digestiones pesadas porque ayuda a que la digestión se lleve a cabo de manera más eficaz. De igual manera, se ha podido comprobar que evita el estreñimiento, y reduce el riesgo de cáncer de colon. Actúa como un laxante suave a la vez que regula el tránsito intestinal.

También es un estimulante del sistema inmunológico y nos ayuda a cuidar la salud cardiovascular, entre otras muchas cosas.

Hacer Kéfir en casa

Hoy en día es muy fácil comprar el Kéfir ya hecho. Sin embargo, si tienes la oportunidad de hacerlo en casa disfrutarás de una experiencia muy peculiar.

Lo primero que tendrás que hacer es conseguir algunos gránulos de Kéfir. Se pueden comprar o quizá algún amigo pueda regalártelo de su propio hongo. Una vez conseguidos lo demás es muy fácil:

En un recipiente de cristal introduces los nódulos de Kéfir y la leche. La cantidad de Kéfir sera de 3 cucharadas de gránulos por cada litro de leche. Después lo cierras con tapa hermética o con un paño de tela y una cuerda. Una vez cerrado, se deja a temperatura ambiente entre 12 y 36 horas. Si quieres una consistencia más líquida con 12 horas será suficiente. Si lo dejas 36 horas saldrá más suero y la bebida será más ácida.

La conservación después de hecho

Una vez que hayan pasado las horas habrá que colar el líquido que quede con un colador o filtro que no sea metálico. Una vez filtrado, enjuagarás el recipiente con agua fría.

La temperatura ambiente, la temperatura de la leche y la cantidad de nódulos influyen en la velocidad de fermentación. Es importante que la leche no sobrepase los 35ºC y que la temperatura ambiente sea alrededor de 20ºC. Lo ideal es utilizar leche fresca o pasteurizada y si es bio, mucho mejor. La leche pude ser de vaca, cabra y oveja. También se puede utilizar leche de burra, aunque no sea muy habitual. La leche UHT no se recomienda.

Cuando se ha producido la fermentación, el líquido que obtenemos se llama leche kefirada. Es una bebida alcohólica que tiene una baja graduación. Es carbonatada y su consistencia se parece mucho al yogur. La textura, sin embargo, es bastante más suave y su sabor un poco más ácido.

Se puede endulzar con estevia o azúcar. La miel es mejor no utilizarla ya que por sus propiedades antimicrobianas y antisépticas podría hacer que la población de microbios del Kéfir disminuya.

La leche kefirada se guarda en el frigorífico a 4ºC. Se puede mantener en buenas condiciones hasta 14 días.

 

Algunos consejos finales

  • Si quieres conservar el hongo en estado óptimo utiliza siempre leche entera.
  • Puedes preparar la cantidad de Kéfir que desees con la condición de que siempre quede 1/3 de aire en el recipiente.
  • Los utensilios que utilices no pueden ser de aluminio.
  • El Kéfir se puede utilizar en la preparación de recetas de cocina. Úsalo en sustitución del yogur de las recetas.

Una vez conocidos la multitud de beneficios que tiene este hongo. ¿No te dan ganas de probarlo ya? Como hemos visto, es muy fácil de preparar y de mantener. Además, a los niños les encanta disfrutar cuidando de esta nueva «mascota» que además nos regala salud.

RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.

Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí  que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.


 

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