El entorno social, las relaciones interpersonales y los múltiples discursos a los que están sometidos los infantes influyen en el desarrollo de su personalidad y en sus diferentes comportamientos que irán adquiriendo durante la infancia y adolescencia. En el desarrollo de la personalidad, es decir, de la forma de actuar, de ser y de influir en los demás, hay una pieza clave que es muy importante y decisiva. El sentimiento de pertenencia.
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¿Qué es el sentimiento de pertenencia?
El sentimiento de pertenencia es aquel sentimiento que tiene el niño de ser aceptado por las personas que conforman su entorno más cercano, ya sea la familia o amigos. Esta forma de sentir que pertenece a un círculo social concreto nace desde el primer momento en que tiene contacto con su madre, por lo tanto, el sentimiento de pertenencia se desarrolla por primera vez en el entorno familiar, con los padres y los hermanos, siendo el primer grupo social del que el niño formará parte.
En esta primera toma donde el sentimiento de pertenencia comienza a florecer, la actitud de los familiares es primordial para que el niño se sienta aceptado y querido en su entorno más cercano. Este primer paso es muy importante ya que si el niño se relaciona correctamente, posteriormente, podrá socializarse con más facilidad y a su vez, se sentirá integrado en círculos sociales que serán más cerrados, como en un futuro cercano, los compañeros del colegio, los profesores y, en un futuro más lejano, los compañeros de trabajo.
Por esta razón, el papel unificador del cabeza de familia es clave, puesto que en el seno familiar se debe crear un ambiente en el que el niño participe en las tareas, aprenda a compartir y empiece a formar parte de responsabilidades que serán compartidas entre todos, que siga unas reglas y acepte unas normas que deben acatar todos por igual. Esto le ayudará a encajar en cualquier grupo social del que tenga que formar parte posteriormente, integrándose en la sociedad.
Para los niños es esencial desarrollar nuevas experiencias y acumularlas en su mente, no solo experiencias de comportamientos, sino también experiencias que ayuden a desarrollar sus emociones, puesto que los ayudarán a ser más participativos y solidarios. Esto puede lograrse correctamente dándoles pequeñas responsabilidades en el colegio o en casa que deberán ir aumentando en complejidad con el paso de los años y el crecimiento del niño.
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Para los niños pequeños y adolescentes es muy importante ser reconocidos y aceptados por su familia, estar seguros de que tienen un espacio donde lo quieren y lo ayudan a tomar las decisiones más difíciles. No importa que en el colegio o en su ambiente de trabajo no sea aceptado o reconocido y valorado, puesto que en su familia eso no ocurre, sino que es un espacio de paz y tranquilidad.
Ventajas y desventajas de tener un buen sentido de pertenencia
Que el niño tenga un buen sentido de pertenencia al grupo es beneficioso para el desarrollo de su personalidad, puesto que será una persona colaboradora y amistosa, que se mostrará comprensiva hacia los comportamientos de los demás siendo a su vez, aceptada y valorada de la misma forma por los demás que formen el grupo social.
Por el contrario, un infante que carezca de sentido de pertenencia o sea muy escaso tiene una forma decisiva de comportarse con el resto: se aísla de los demás y tiene dificultades a la hora de establecer relaciones sociales y amistades, dejándose llevar por las malas influencias.
¿Son importantes las tradiciones familiares para desarrollar el sentido de pertenencia?
Diferentes estudios aseguran que es el respeto por las tradiciones familiares y las costumbres lo que hace a cada niño amo del sentido de pertenencia, debido a que si dos personas de diferentes círculos sociales comparten las mismas tradiciones, les será más fácil adaptarse y tendrán más éxito a la hora de relacionarse o tener una relación personal o social.
Como comentábamos anteriormente, los padres tienen una gran responsabilidad sobre los niños cuando están desarrollando su sentido de pertenencia y sobre todo, cuando están desarrollando su personalidad, que será decisiva en su forma de relacionarse durante toda su vida adolescente y adulta.
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Aquí juegan un papel fundamental las tradiciones familiares y los elementos que nos definen como adultos. También las costumbres que los niños aprenderán desde pequeños, los recuerdos de la infancia para que luego puedan desarrollarlas posteriormente cuando conformen su propia unidad familiar, como son por ejemplo poner el árbol de Navidad, ir de vacaciones en verano a un lugar especial o ir al zoo los domingos con los abuelos.
De esta forma, las tradiciones consolidan valores sociales que integran a las familias, conectando a muchas personas por medio del mismo sentimiento puesto que tal vez puedan compartir la misma tradición. Esto ocurre con la Navidad, la época con más costumbres y tradiciones compartidas por miles de familias. Compartir tradiciones también ayuda a socializar.
A veces decimos que los profesores juegan un papel fundamental en el desarrollo de los niños, pero sin duda alguna, te haces persona en tu familia. Los niños son como esponjas y aprenden de lo que ven. Si un niño crece en un entorno familiar donde se disfruta de la literatura y los primeros regalos navideños son libros, el niño terminará también siendo amante de la literatura. Lo mismo ocurre si el niño nace en un entorno familiar conflictivo, por consecuencia, el niño tendrá problemas para socializarse puesto que será una persona conflictiva.
Es cierto que los micro entornos que nos encontramos a nuestro alrededor influyen en nuestros comportamientos, nuestras decisiones y nuestra forma de actuar, como son los amigos y los compañeros de clase. Pero el entorno familiar tiene un papel fundamental, puesto que desde el nacimiento del niño son éstos los que crían y hacen persona al nuevo integrante familiar. La educación y la forma de comportarse que pone el niño en práctica en el colegio es la que los padres le han ido inculcando desde que tiene uso de conciencia.
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