La sal es fuente de vida, aunque la creencia popular dice que es una sustancia que nos perjudica. Lo que muchas personas ignoran es que la llamada «sal de mesa» o refinada no tiene nada que ver con la sal marina. Lo único que tienen en común es su capacidad para salar los alimentos. La sal refinada es cloruro sódico con otras sustancias añadidas como yodo o flúor. Sin embargo, la sal marina contiene los 84 elementos que componen nuestro cuerpo y, además, en la medida adecuada.

La importancia de la sal en el pasado

Nuestros antepasados sabían perfectamente que la sal tenía un gran valor. Por ese motivo, la sal se utilizaba para pagar a los soldados. De ahí la palabra salario. Sin embargo ahora la sal se considera casi un veneno. ¿Es posible que nuestros antepasados estuvieran tan equivocados? Nada más lejos de la realidad. Lo que pasa es que la sal que consumían nuestros antepasados, e incluso hace aproximadamente siglo y medio, no era la misma sal que ahora se nos aconseja tomar.

 

 

El tipo de sal que denominamos «de mesa» es cloruro sódico y poco más. La sal de nuestros antepasados sin embargo, era sal de verdad. Este tipo de sal que procede tanto del mar como de las montañas es imprescindible para nuestro cuerpo.


 

La sal y nuestra sangre tienen mucho que ver

Son pocas las personas que saben que la composición de la sangre de nuestro cuerpo es casi idéntica al agua salina del mar. Esto quiere decir que nuestra sangre contiene la misma concentración de elementos que tenía el mar hace millones de años. De hecho, son muchos los investigadores que se han atrevido a afirmar que se podrían sustituir las transfusiones de sangre, que tantos riesgos presentan, por transfusiones de agua de mar purificada y beneficiar de esta manera a muchas personas.

¿Por qué comenzó el refinado?

Está claro que, en algún momento, se comenzó el refinado de la sal por algún motivo. Parece ser que los científicos que analizaron la sal en su momento decidieron que todos los minerales esenciales y oligoelementos que contenía no eran más que impurezas. Por este motivo, como el cloruro sódico es lo que da el sabor salado a los alimentos, se comenzó refinar. Lógicamente el resultado de ese proceso nos ofrece una sal que nada tiene que ver con la sal original. Podemos incluso decir que algo que podía considerarse un tesoro a pasado a la categoría de veneno.

 

La sal refinada es una sustancia tóxica

El cloruro sódico que contiene la sal refinada es tóxico. Si añadimos a eso, la toxicidad de los minerales que se añaden de manera artificial, podemos entender por qué puede ser un veneno. Otro punto a tener en cuenta es que a la sal se le añaden una serie de conservantes que no es obligatorio que figuren en el envase. Estos conservantes son una gran cantidad de «E» y también carbonato de calcio, carbonato de magnesio e hidróxido de aluminio. Diferentes estudios han demostrado que el aluminio es un metal tóxico que afecta seriamente nuestro sistema nervioso.

Se encuentra en muchos alimentos

La sal refinada que consumimos en nuestra cocina o que añadimos a nuestro plato llega a nosotros de diversas formas. La sal se utiliza como conservante en una gran cantidad de productos procesados. Esto es un verdadero problema para los seres humanos debido a que las necesidades diarias de sal que nuestro cuerpo tiene son muy pequeñas. Con solo 0,2 gramos de sal al día nuestro organismo tiene suficiente. Sin embargo, en nuestra cultura la mayoría de las personas ingieren diariamente entre 10 y 20 gramos. Se ha comprobado que tomar 40 gramos de sal de una vez provocan la muerte. Además, nuestro cuerpo tiene sus límites a la hora de eliminar el exceso de sal ya que solamente podemos eliminar entre 5 y 7 gramos diario. Conociendo estos datos, no es extraño que los órganos de las personas que consumen habitualmente sal de mesa estén tan sobrecargados.

 

El sodio es un mineral imprescindible para la vida

El sodio se encuentra en el líquido intracelular, por lo tanto, es un mineral sin el que la vida no existiría. Sin embargo, es importante que exista un equilibrio entre la cantidad de sodio y de potasio. Cuando ese equilibrio se rompe pueden aparecer enfermedades como hipertensión, patologías cardiovasculares o renales, etc. La mejor manera de no perder ese equilibrio es evitar consumir sal refinada de mesa.

La buena sal

Nuestros mares hoy en día, se encuentran llenos de tóxicos que hacen que la sal marina no sea tan buena como la que consumían nuestros antepasados. De hecho, solamente podemos encontrar sal pura y completa en aquellos sitios donde hace millones de años se secaron los mares primarios. Es decir, las minas terrestres. En estas minas se encuentra la sal que contiene los elementos que necesita nuestro cuerpo. Cuando mezclamos esta sal con agua obtenemos toda la energía que la sal tiene almacenada, así como sus biofotones.

 

 

En dichas minas podemos encontrar dos tipos de sal. Por un lado está la sal que compone la mayor parte de la mina que es la sal gema .Por otro lado, está la sal en forma de vetas que tiene forma cristalina. Ambas contienen los 84 elementos que hemos mencionado. Por lo tanto, son el mejor tipo de sal para consumir habitualmente. No obstante, la sal cristalina es más biodisponible para nuestras célula que la sal gema. Este tipo de sal es muy beneficiosa para evitar calambres gastrointestinales, problemas digestivos, hepáticos y biliares.

Todos los beneficios que nos presenta la sal cristalina también los tienen la sal marina. Sería aconsejable tomarla menos, por la contaminación de nuestros mares y océanos. En cualquier caso, lo importante es dejar de consumir cuanto antes la sal refinada que tanto daño nos hace sin saberlo.

RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. 

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