Se ha escuchado mucho hablar sobre la importancia de la inteligencia emocional, y no es de extrañar que queramos ejercitarla y ampliarla para nuestro beneficio. En todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos este tipo de inteligencia puede resultar de una gran ayuda. Y lo más importante, es que está estrechamente relacionada con aspectos positivos como el afecto, la empatía, los vínculos significativos y la felicidad, como veremos a continuación.

Este término realmente es bastante reciente en la historia de la psicología. Siempre se habló del cociente intelectual para medir la inteligencia de una persona. Y en relación a la puntuación de cociente intelectual decíamos que una persona era más o menos inteligente. Se predecía, además, que una persona obtendría un mayor éxito en su vida si su puntuación en los test de inteligencia era mayor.

A lo largo del tiempo se ha innovado mucho en el aspecto de la inteligencia, y hoy día sabemos gracias a autores como Howard Gardner, que no existe solo una inteligencia, sino que existen inteligencias múltiples y que además todas ellas tienen la misma importancia. Esto rompe con las teorías tradicionales sobre la inteligencia y nos aporta grandes esperanzas en cuanto al desarrollo de nuestras capacidades.

El concepto de inteligencia emocional fue desarrollado y popularizada por el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, gracias a su obra cumbre «Inteligencia emocional», publicada en 1995. Con este libro se dio a conocer este gran concepto que fascinó tanto a académicos como a la población en general. Se habrían así nuevas vías de investigación, y los aspectos positivos de la psicología por fin adquirían relevancia.


 

Es posible que aún te estés preguntando, y ¿en qué consiste realmente la inteligencia emocional?, ¿cómo puedo desarrollarla, y qué importancia tiene para mis relaciones sociales? En el presente texto contestaremos a estas preguntas e indagaremos un poco más en lo que supone la inteligencia emocional.

¿Cuáles son los elementos de la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional se compone de ciertos elementos que podemos ir ejercitando y desarrollando a lo largo de nuestra vida. El cómo nos comportamos en nuestra vida cotidiana y cómo respondemos ante ciertas adversidades pueden ser un indicador de inteligencia emocional. Veamos en mayor profundidad lo que supone para sus autores y para la organización mundial de la salud.

Los principales autores del concepto de inteligencia emocional, Mayer y Salovey, la definieron en 1990 como: “la capacidad para supervisar los sentimientos y las emociones de uno/a mismo/a y de los demás, de discriminar entre ellos y de usar esta información para la orientación de la acción y el pensamiento propios».

Posteriormente, en 1997, estos mismos autores reformularon la definición como: “la habilidad de percibir con exactitud, valorar y expresar emociones; la habilidad de acceder o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad de comprensión emocional y conocimiento emocional; y la habilidad de regular emociones para promover el crecimiento intelectual y emocional».

La OMS entiende la inteligencia emocional no solo como la ausencia de trastornos mentales, sino como un estado de bienestar, en el que el individuo es consciente de sus propias capacidades y es capaz de afrontar las tensiones de su día a día. Trabaja de forma fructífera y es capaz de hacer contribuciones a su comunidad. Los conceptos que incluye la OMS dentro de la inteligencia emocional son: autonomía, reconocimiento, bienestar subjetivo, realización intelectual y emocional.

Teniendo como consideración estos conceptos, a día de hoy sabemos que la inteligencia emocional tiene una gran trascendencia en nuestras vidas. Las emociones juegan un papel fundamental en nuestras decisiones, en la forma en la que nos relacionamos con los demás, los vínculos que creamos e incluso en la satisfacción de nuestras relaciones de pareja. Aprender a gestionar las emociones y utilizarlas en nuestro beneficio está comprobado que se relaciona con una mejor salud mental y una mayor satisfacción en todas las áreas en las que nos desenvolvemos. Por eso algunos de los elementos más relevantes que componen la inteligencia emocional son la autorregulación, la conciencia emocional, automotivación, empatía y habilidades sociales.

Implicación de la inteligencia emocional en nuestras relaciones sociales

Teniendo en cuenta que la inteligencia emocional está relacionada con las habilidades sociales y la empatía no es de extrañar que sea de gran relevancia para el modo en cómo nos relacionamos. Las personas que tienen una mayor inteligencia emocional son capaces de establecer relaciones más satisfactorias e íntimas con los demás. Además, al hacer una mejor gestión de sus emociones, se muestran comprensivos y empáticos con las demás personas.

Los humanos somos seres sociales y no podemos evitar las relaciones con los demás, la interacción es necesaria y no solo eso, sino que además nos permite desarrollarnos, enriquecernos y conocernos mejor a nosotros mismos. Por todo esto las relaciones sociales son de gran importancia para todos nosotros. Se trata así de una fuente imprescindible para nuestro bienestar y nuestra felicidad. Pero, ¿todas las relaciones sociales son buenas? Gracias a la inteligencia emocional aprendemos a decidir con qué tipo de personas queremos estar, para que haya una reciprocidad en cuanto al respeto y la valoración personal.

Al ejercitar los elementos básicos que componen la inteligencia emocional, sobre todo los que están relacionados con las habilidades sociales y la empatía, aprendemos a relacionarnos de una forma sana y constructiva en beneficio de nuestro desarrollo personal.

Asimismo te invito a que reflexiones acerca de tu inteligencia emocional. De una forma u otra todos podemos ejercitar esta inteligencia. Para ello es necesario que seas consciente de cómo estas actuando y a qué estás dando importancia. Siempre podrás ir tomando actitudes y adoptando comportamientos que te ayuden a ser más inteligente emocionalmente. Y esto como ya sabemos tendrá un gran impacto beneficioso en tus relaciones sociales, tu bienestar, salud mental y felicidad.

En conclusión, cada vez más expertos del mundo de la medicina y la psicología insisten en la importancia de cuidar de nuestra mente, tal y como propone el método Crear Salud

Debemos ser conscientes de que para llevar una vida saludable también necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. Herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida libre de estrés. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, en consecuencia, ser más feliz.


 

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