El sentimiento de pertenencia, bien articulado, es una parte imprescindible de una vida saludable y sostenible. Sin embargo, es normal que tengamos diversas dudas acerca de qué implica este sentimiento. Sobre todo, en tiempos confusos como los actuales.

Por lo tanto, vamos a analizar por qué el sentimiento de pertenencia puede ser un sentimiento positivo para nuestra vida. Más allá de banderas y enfrentamientos.

Una primera reflexión individual

¿El sentimiento de pertenencia nace o se hace? Pues podemos señalar que es una mezcla de las dos cosas. Siempre se suele dar un primer reflejo que nos hace sentirnos parte de algo, pero también se produce después una interiorización en dicho sentimiento.

En todo caso, es necesaria una primera pulsión casi inconsciente. Algo que nos toca muy adentro y se va a convertir en parte de nuestras meditaciones diarias. Se trata de una cuestión muy relacionada con la Psicología Positiva. El sentimiento de pertenencia empieza a formar parte de nosotros de manera natural y nos acompaña, como una seña de identidad, a todas partes.


 

Una vez hemos tomado conciencia de él, una parte de nuestra vida (no toda, obviamente) la dedicaremos a perfeccionarlo. Sin prisa, pero sin pausa. De esta forma, al hilo de la identificación que señalamos del sentimiento de pertenencia como seña de identidad, este será reconocido públicamente como parte de nosotros.

Sin agobiarnos por ello, deberemos mostrar una cierta coherencia con él, lo que reforzará los sentimientos positivos que nos produce.

La reflexión individual no se quedará encerrada en nosotros

Comentábamos que el surgimiento del sentimiento de pertenencia es fruto de una experiencia netamente individual. Sin duda, se trata de un proceso que han experimentado numerosas personas e incluso muchas de ellas llegaron a él por medio de alguna experiencia colectiva. No obstante, la constatación por parte de un individuo de su sentimiento de pertenencia es una opción estrictamente personal. 

Por consiguiente, la experiencia que se genera va a ser totalmente única. Pero esta no se va a quedar ahí. El proceso de profundización en el sentimiento de pertenencia descubierto va, generalmente, a desarrollarse en un marco relacional. Los casos de personas que viven su sentimiento de pertenencia en la más estricta intimidad son escasos y extraños.

El hombre es un ser vivo que se afirma en sociedad, es decir, es un ser -como nos decían en las clases de Filosofía- con otros. Si no articulara relaciones con sus iguales, el hombre no sería muy distinto, en muchos comportamientos, a otros animales. Es la capacidad de expresión que nos permite el lenguaje lo que nos da el salto de calidad diferenciador respecto a los animales.

En este aspecto, el sentimiento de pertenencia tiene una importancia fundamental. Ya te habíamos sugerido que muchas personas descubren su sentimiento de pertenencia mediante su participación, voluntaria o casual, en acontecimientos colectivos.

Si bien no siempre estos actos colectivos son los pistoletazos de salida del sentimiento de pertenencia, sí que suelen suponer la confirmación de su proceso de desarrollo personal. Es normal que la persona que está imbuida de este sentimiento quiera compartirlo con otras.

Se sentirá, de esta manera, mejor comprendida y sus intercambios de impresiones le servirán para afirmar dicho sentimiento. Asimismo, el contacto con otras personas que compartan sus sentimientos también le acercará a posturas distintas y críticas, lo que le permitirá confrontar su versión del sentimiento de pertenencia con otras.

Se trata de una fase relacionada con la madurez de ese sentimiento de pertenencia. En ella, la persona puede comprobar no solo que existen maneras diferentes de sentir lo mismo que ella, sino que también puede experimentar que las hay diferentes y contrarias. Este descubrimiento nos lleva a una nueva conclusión, la de saber articular en positivo la relación del sentimiento de pertenencia con los pareceres distintos o contrarios.

El sentimiento de pertenencia no tiene por qué ir contra nadie

Por último, hemos de aprender, en el marco de una existencia saludable y un talante cordial, a interpretar el sentimiento de pertenencia como algo que se afirma en positivo. No vamos a negar que en la vida existen conflictos, pero hemos de aprender a solventarlos sin la necesidad de que el sentimiento de pertenencia se convierta en un arma arrojadiza.

Por consiguiente, debemos tener la capacidad suficiente para saber que el sentimiento de pertenencia no tiene que ser utilizado de manera mezquina. Es posible que, en ocasiones, un sentimiento de pertenencia pueda sufrir ataques, pero estos se deberán a cuestiones externas y malas interpretaciones. En sí mismo, el sentimiento de pertenencia no es fuente de conflictos. 

En la línea de la relación con otras personas, que es lo que, verdaderamente, nos hace humanos, el sentimiento de pertenencia ha de servir para unir y no para dividir. No se ganan cotas para el sentimiento de pertenencia invadiendo los de los demás. Si dicho sentir es puro, siempre encontrará canales para ser manifestado.

De esta manera, tu sentimiento de pertenencia, bien entendido, conllevará beneficios para las personas que te rodeen. Y es que tendrás la necesidad de hacer al grupo partícipe de él, de forma que sus beneficios tenderán a ser compartidos por más gente.

Tu sentimiento de pertenencia se expresará de una manera empática, ya que serás más capaz de ponerte en la piel de los otros, comprender sus problemas y echarles una mano. Es, por lo tanto, un sentimiento que no excluye a nadie y se abre a todos.

De hecho, hemos de incidir en este sentido incluyente, dado que los sentimientos de pertenencia de hoy en día permiten lealtades múltiples y complementarias. Esto quiere decir que tener tu propio sentimiento de pertenencia no ha de significar que este tenga que ser uniforme.

Al revés, puede y debe estar moldeado por tus experiencias vitales y has de adaptarlo a tus necesidades. Huye, por tanto, de los guardianes de la ortodoxia y quienes te agobien pidiéndote, en virtud de dicho sentimiento, cosas que no desees hacer. Por último, hay algunas nociones que comparten todos los sentimientos de pertenencia incluyentes: la democracia, justicia, ecología, etc.

En conclusión, cada vez más expertos del mundo de la medicina y la psicología insisten en la importancia de cuidar de nuestra mente, tal y como propone el método Crear Salud.

Debemos ser conscientes de que para llevar una vida saludable también necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. Herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida libre de estrés. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, en consecuencia, ser más feliz.


 

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