Foto: Jill111/Pixabay

Si te preguntaras ahora mismo «¿creo en mí mismo?», ¿cuál crees que sería la respuesta? Si lo primero que te viene a la mente es un rotundo SÍ, entonces vas por el buen camino. Sin embargo, lo más habitual es que todos sintamos cierta desconfianza e inseguridades que nos impiden afirmarlo al 100%. A pesar de ello, la vida es un proceso continuo de aprendizaje, y la confianza en uno mismo, como todo, es algo que se puede trabajar y reforzar.

De hecho, se podría decir que la confianza es una de las fortalezas más valiosas y con más poder del ser humano en todos y cada uno de los ámbitos de la vida: personal, familiar, laboral… Por ello, es posible afirmar que es necesario trabajar en su refuerzo para seguir la senda de la felicidad, que, al fin y al cabo, es lo que todos buscamos, ¿verdad? Así, hoy vamos a iniciar nuestro camino hacia la autoconfianza y seguridad, siguiendo los principios de la Psicología Positiva , que define dos dimensiones de bienestar que podemos trabajar mediante la meditación: la autoaceptación y la autonomía.

Al desarrollar estos dos aspectos, estaremos en la vía correcta a alcanzar un respeto, aprecio y amistad por nosotros mismos. Nosotros desde luego lo queremos, ¿y tú? Pero, antes de nada, debemos entender qué es lo que la Psicología Positiva dice de cada uno de ellos.

La autoaceptación, o cómo tener una actitud positiva hacia ti mismo

La autoaceptación está basada en las actitudes positivas hacia uno mismo, en ser conscientes de tus propias limitaciones y, aceptándolas, sentirte bien con tu yo interior.

Así, ¿cómo saber si realmente me acepto a mí mismo o no? Aunque no hay nada como mirar en nuestro interior para analizarse y comprenderse, también podemos guiarnos por estudios como el de Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid y director del Instituto de Piscología Positiva de Madrid, y Gonzalo Hervás, profesor de la misma universidad (ambos autores del libro Psicología Positiva Aplicada, 2008), quienes plantearon que, para alcanzar la autoaceptación, hay que asumir ciertos pensamientos. ¡Vamos a hacer la prueba! Deja lo que estés haciendo y párate a reflexionar:

– ¿Consideras que, en general, tienes una actitud positiva hacia ti mismo?
– ¡La perfección no existe! Y, por tanto, todos tenemos aspectos positivos y negativos, la cuestión es ¿sabes aceptarlos?
– Por último, a veces el pasado tiene demasiado peso en el presente. Sin embargo, aceptarse a sí mismo pasa por valorar de forma positiva nuestras acciones pasadas. ¿Es tu caso?

¿Qué tal te ha ido? ¿Crees que vas en el camino correcto a la autoaceptación? Puede que también te sirva reconocer cuáles son las actitudes que podrían implicar un problema de autoaceptación:

– ¿Te consideras muy perfeccionistas? ¡Hay que cambiar eso! 
– ¿Basas tus decisiones en criterios ajenos a ti mismo, dejándote llevar por las influencias externas? De ser así, hay que trabajar en ello, pues no te hace ningún favor. 🙂

Con todo este análisis, podemos extraer que al trabajar la autoaceptación desde el punto de vista de la Psicología Positiva, estaremos trabajando por conocer nuestras propias fortalezas del carácter, es decir, los rasgos de personalidad que definen nuestra forma de actuar ante determinadas circunstancias. De este modo, podríamos decir que esas fortalezas son, a priori, valores que son aceptados socialmente en diferentes culturas y que, por lo general, van a depender de nosotros y, por lo tanto, podemos trabajar y fomentar.

¿Y quiénes fueron los primeros en clasificar estas fortalezas del carácter? Los autores Martin Seligman (de la universidad de Pensilvania) y Chris Peterson (de la universidad de Michigan) establecieron en el año 2004 una clasificación de 24 fortalezas personales. Pero no solo eso sino que, además, también establecieron la forma de hacerlas mensurables y adquiribles, a partir del conocido como Cuestionario VIA de Fortalezas Personales. Así, estas fortalezas fueron divididas en cinco grandes categorías: sabiduría y conocimiento, trascendencia, valor, humanidad, justicia y templanza.

De este modo, un buen método para empezar a trabajar en ti y buscar el camino a la felicidad puede ser comenzar por identificar tus fortalezas a través del trabajo, la escuela, las relaciones personales… Y eso es algo que también podemos trabajar a través de la meditación.

 

Elioenai/Pixabay

La autonomía, o cómo respetar tu independencia y convicciones

Junto con la autoaceptación, la autonomía es otro de los grandes pilares que sustentan la confianza en el ser humano. ¡Debes creer en ti y, además, defender aquello en lo que crees! El mantener nuestra individualidad ante diferentes contextos, grupos sociales, etc. puede ser una tarea difícil, pero es fundamental para respetar tu independencia y convicciones, nos va a proporcionar la autodeterminación necesaria para desarrollar confianza en nosotros mismos. ¡No te dejes llevar por la corriente! 😉

¿Y cómo podemos valorar la autonomía? Carol Ryff, reconocido por su ‘modelo de bienestar psicológico’, y Ryff y Singer, ambos referentes de lo que hoy se conoce como Psicología Positiva, definieron las cualidades que destacarían en personas con altos niveles de autonomía. Así, ponte cómodo porque, al igual que hemos hecho con la autoaceptación, vamos a ponernos a prueba:

– ¿Consideras que puedes resistir mejor a la presión social y controlar tu comportamiento o, sin embargo, eres de los que te dejas llevar?
– ¿Te definirías como una persona independiente, con gran determinación?
– ¿Eres capaz de autoevaluarte, partiendo de tus propios criterios y siendo objetivo?

Ahora hagamos la prueba al contrario, analizando esos aspectos que nos podrían alertar de una baja autonomía (tranquilo, recuerda que todo se puede trabajar ;-)):

– ¿Eres capaz de decir NO? ¿Defiendes tus propios derechos o, por el contrario, padeces de una baja asertividad?
– Cuando estás en grupo, ¿asumes una actitud sumisa y complaciente? ¿Te dejas llevar por los demás sin defender tus propios intereses y preferencias?
– ¿Demuestras de forma habitual cierta indecisión?

 

Alfcermed/Pixabay

 

Cuando hayas analizado todos los aspectos anteriores, estarás un poco más cerca de asumir el nivel de confianza en ti mismo que tienes y, por tanto, estarás más cerca del camino correcto a trabajar en ti y en tu felicidad. Así, vamos a ir directamente al grano, ¿cómo podemos trabajar la autoaceptación y la autonomía?

De nuevo desde el punto de vista de la Psicología Positiva, la confianza en uno mismo se puede trabajar desde dos perspectivas, atendiendo a dos conceptos de gran relevancia para la autoaceptación:

 

1. LA COMPASIÓN, UNA ACTITUD INNATA PUESTA A PRUEBA POR EL ENTORNO

La compasión es una capacidad nativa en el ser humano, todos nacemos compasivos. ¿Cómo podríamos definir esta cualidad? Se trata de una respuesta o reacción psicológica inmediata que surge ante la percepción de una situación de sufrimiento o malestar por parte de terceros. Ante esta situación, estamos biológicamente creados para responder con sentimientos de empatía, que derivan en preocupación e interés por buscar solución y alivio a dicho sufrimiento.

Sin embargo, de nuevo nos encontramos con un ‘obstáculo’, y es que la compasión se ve en muchas ocasiones condicionada por lo que nos rodea: nuestras experiencias vitales, el estrés con el que convivimos, la presión del entorno… Todo ello tiene su repercusión, en la medida en que vemos reducida nuestra capacidad para sentir compasión. Sin embargo, en nosotros está la posibilidad de cultivarla y trabajar en ella.

¿Cómo se trabaja la compasión? Según Thupten Jinpa, principal traductor del Dalai Lama y autor de numerosas obras sobre el budismo y compasión, el proceso de cultivo pasa por entrenar nuestra mente, en busca de desarrollar habilidades concretas en cuanto a la forma en la que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. De esta forma, el objetivo en este proceso debe ser siempre la elección intencionada de pensamientos y acciones compasivas.

 

NicoBorie/Pixabay

 

2. EL AMOR BONDADOSO: TRABAJA LA CONFIANZA CON LA MEDITACIÓN

Profesora de meditación y fundadora de la organización ‘Insight Meditation Society‘, Sharon Salzberg escribió en el año 1996 el libro ‘Loving Kindness Meditation’, o lo que es lo mismo, ‘Meditación basada en el amor bondadoso’. En él podemos descubrir más sobre esta técnica, que busca desarrollar la habilidad por cuidar de nosotros mismos y, de esta forma, también de los demás.

¿Y cuáles son los beneficios de este tipo de meditación? La doctora Barbara Freedrickson, psicóloga social y experta en investigaciones sobre las emociones y la Psicología Positiva, destaca estos 14 puntos:

1. Aumenta las emociones positivas y reduce las negativas.
2. Aumenta el tono vagal y los sentimientos de conexión social.
3. Disminuye el estrés.
4. Disminuye el dolor crónico.
5. Favorece el procesamiento emocional en el cerebro.
6. Aumenta el volumen de materia gris.
7. Aumenta la longitud de los telómeros, un marcador biológico de envejecimiento.
8. Mejora las relaciones basadas en la generosidad.
9. Aumenta la compasión.
10. Aumenta la empatía.
11. Reduce los sesgos y prejuicios.
12. Disminuye la autocrítica.
13. Tiene imparto a largo plazo.
14. Funciona incluso en pequeñas dosis.

De este modo, el objetivo de la meditación basada en el amor bondadoso es dirigir, a través de la meditación consciente, los sentimientos de calidez y ternura desde un corazón abierto, trabajando así la atención plena y las emociones positivas.

Así que ya sabes, tan solo tienes que hacerte estas preguntas: ¿eres feliz? ¿Puedes hacer algo para serlo un poquito más? Trabaja la confianza, la autoaceptación y la autonomía, y estarás en el camino correcto. 🙂

 

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