¿Te sientes desbordado y en deuda con tus hijos? ¿Crees que no les prestas la debida atención? ¿Deseas bajar revoluciones y mejorar como padre o madre? La meditación, y más concretamente la práctica del mindfulness, pueden ayudarte a gestionar positivamente tus emociones, vivir el tiempo presente y disfrutar de las pequeñas cosas junto a tus peques.
En efecto, la “atención plena” puede echarte una mano a la hora de ejercer la maternidad/paternidad de una manera más consciente y sin culpas.
¿Cuáles suelen ser los principales conflictos en la relación entre padres e hijos? La falta de comunicación efectiva, el poco tiempo de calidad para compartir actividades y la escasa atención que los adultos prestan a sus niños. En estas áreas, el mindfulness y el estado de consciencia plena y autoaceptación al que conduce, podrían convertirte en un verdadero guía para tus hijos, alguien de quien ellos estén orgullosos.
¿Qué pueden hacer la meditación y el mindfulness por ti?
Centrarte en el aquí y ahora para que puedas desarrollar tu capacidad de disfrute y alcanzar mayores niveles de bienestar y felicidad. Si tú lo logras, serás el mejor ejemplo para tus hijos. Pero para que lo entiendas perfectamente, aquí van algunos ejemplos prácticos de cómo la atención plena puede optimizar situaciones de tu vida familiar, lo que se conoce como “minfulness parenting”.
Te dará herramientas efectivas para escuchar a tus hijos y motivarlos al diálogo
“Mis hijos hablan como periquitos todo día”, dirás. Sin embargo, deberías saber que la suma de palabras no necesariamente significa una buena comunicación. La ida y vuelta de un mensaje precisa de:
- Un entorno favorable (se oye mejor al otro en un ambiente silencioso que en una sala con música a todo volumen)
- Al menos dos personas dispuestas al diálogo (mirándose, conectándose, empatizando; no mirando de reojo el móvil)
- De la tranquilidad para dejar fluir esa conversación (que puede dar paso al alivio de una pena o a la alegría)
¿Qué puede hacer el mindfulness en este sentido? Como ayuda a discriminar pensamientos y dejar para más tarde aquellos que no te permitan vivir el presente, te dotará de una escucha atenta. Te permitirá conectarte efectivamente con tus hijos, con aquello que tengan para decir, con su emocionalidad y con su sentir. La comunicación implica, además, saber disfrutar de los silencios. Prueba sentarte en el jardín con tus hijos para admirar la Luna y las estrellas. Ello puede contribuir a que cada uno se conecte con su interioridad y decida hablar de algo que lo tiene ansioso o lo hace feliz.
Te ayudará a estar presente de verdad
Pensarás: ¿cómo podría ser de otro modo? Bueno, cada vez es más frecuente que los niños compartan tiempo con sus padres mientras estos últimos permanecen conectados a preocupaciones laborales, “enchufados” literalmente a sus móviles o sin cruzar miradas ni palabras, enfocados en la pantalla de televisión.
Como advertirás, eso es estar a medias, de cuerpo presente, pero sin prestar atención ni cabeza. El mindfulness, que conecta con lo pequeño de cada momento, te servirá para centrarte en el presente, dejando de lado otros pensamientos que vengan a tu mente. No es cierto aquello de “poner la mente en blanco”, no obstante, sí es posible aprender a controlar la mente para que esta juegue a tu favor, dejando de lado aquello que no te permita estar al cien por cien.
Te programará para estar atento
El mindfulness, al inicio, pretende llevar tu atención a las cosas más simples, como tu respiración. Ello, practicado con continuidad, entrena al cerebro en prestar atención a lo que merece la pena y te conecta con el presente. Con tus pequeños, te será de mucha utilidad. Podrás jugar con ellos conectándote realmente con lo lúdico, ayudarlos en sus tareas escolares y motivándolos en todo momento, e incluso, llevarlos de la mano consciente del contacto piel con piel, algo de lo que no somos capaces cuando vamos por la vida en “piloto automático”.
¿Puedo meditar con los niños?
Por supuesto que sí. La meditación es una práctica que requiere de un tiempo determinado, una disciplina y una frecuencia para hacer de ello un hábito, y de ese hábito una forma de vida. Se enseña y se aprende. Te sorprenderá advertir la formidable capacidad de los peques para conectarse con el aquí y el ahora.
¿Los has visto jugar? Ellos están allí, con su cuerpo y con su mente, haciendo hablar a sus muñecos, moviendo sus coches de juguete o arropando a sus peluches. Por eso suelen hablar solos mientras juegan y pueden pasar, de acuerdo con la edad, algunos minutos o incluso horas haciendo lo mismo sin aburrirse. Ellos disfrutan el presente con todo su ser, meditan mientras juegan, meditan cuando miran el cielo o se fascinan observando a una hormiga… Por ello será muy positivo practicar meditación juntos. ¡Serán ellos los maestros!
En resumen, el mindfulness tiene todo para potenciar tu vida familiar. Si realmente estás dispuest@ a esforzarte para ser mejor madre o padre, dispón de un rato al día para meditar. Cuando ya estés más entrenad@ en este arte, serás capaz de trasladar esa sensación de armonía y de paz interior al resto de tus actividades diarias.
Sí, es posible lavar los platos, pasear al perro y llevar los niños a la escuela meditando. Con el tiempo, el mindfulness será mucho más que una simple práctica. Se convertirá en tu modo de vida. Serás una madre o un padre en modo “conectado”, que es lo mejor que podrás legar a tus hijos.
En conclusión, cada vez más expertos del mundo de la medicina y la psicología insisten en la importancia de cuidar de nuestra mente, tal y como propone el método Crear Salud.
Debemos ser conscientes de que para llevar una vida saludable también necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. Herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida libre de estrés. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, en consecuencia, ser más feliz.