En ocasiones, suele suceder que nos enojemos y llegamos a sentir ira, esto es algo común. Pero cuando los episodios son muy repetitivos y ocasionan daños o afectan a otras personas a nuestro alrededor, es fundamental aprender cómo aplacar la ira.
Cuando se trata del enojo o ira es necesario que tengas en cuenta que, al salirse de control, puede ocasionar problemas a tu cuerpo. En este sentido, te recomendamos seguir leyendo para que aprendas a manejar esta emoción.
¿Qué es la ira?
Es una emoción caracterizada por el aumento acelerado del ritmo cardíaco, de los niveles de adrenalina y noradrenalina en la sangre, además del incremento de la presión arterial. Por lo general, la persona con ira presenta algunos síntomas: tensión muscular, sudor, enrojecimiento, aumenta la energía corporal y respiración acelerada.
La ira se relaciona con el impulso de agresividad, incluso, ciertos expertos aseguran que se trata de una manifestación del cerebro para huir en eventos de peligro. El estado mental en momentos de furia disminuye nuestra capacidad de razonamiento, volviéndonos más instintivos.
¿Cómo controlar y aplacar la ira?
El primer paso para progresar en la mejor gestión de los momentos de ira, es estar conscientes de las causas que originaron tal estado.
Comprender cómo aplacar la ira implica el aprendizaje de la racionalización de los impulsos irracionales y ciertas emociones, además de relativizar ciertas reacciones generadas por situaciones en la vida.
Caso contrario, la ira y la agresividad pueden llevarte a un estado de alerta permanente que puede ocasionar experiencias personales negativas. Es por ello que el autocontrol representa uno de los factores claves para manejar adecuadamente la ira.
De igual manera, las siguientes dinámicas servirán para prevenir episodios de ira, de tal manera que tu salud mental y corporal no sea afectada de manera negativa. El primer factor implica evitar los pensamientos de perdedor/ganador.
Evade la mentalidad de ganador o perdedor
Al sentir frustración en múltiples ocasiones llegamos a enfadarnos, debido a que no pudimos lograr ciertos objetivos planteados con anterioridad o al no obtener los resultados que esperábamos.
En este tipo de situaciones y otros eventos similares, un rasgo muy característico entre las personas que saben controlar la frustración es la empatía, pueden regular el enojo y aceptar las decepciones con nobleza
Resulta fundamental evitar hacer planteamientos de las relaciones interpersonales, como si tratara de una competencia donde se pierde o se gana. Protege tu salud mental y corporal, evitando esta mentalidad.
Aplacar la ira controlándola adecuadamente
En momentos en que sucede algo injusto y no se produce ninguna reacción, la persona comienza a acumular enfado y mucha ira. Más adelante la ira acumulada terminará estallando y puede ocasionar un evento de violencia física o verbal.
De allí la importancia de enfrentar de manera controlada y asertiva los problemas, para evitar que crezca el enfado por momentos.
Practicar ejercicio te ayudará a calmar la ira
Una excelente manera de canalizar y calmar las emociones es a través del ejercicio físico, ya que este tipo de actividades sirven para despejar nuestra mente y sacar de la ira la adrenalina. Por esta razón, te recomendamos salir a correr, caminar, subir escaleras, bailar o nadar.
Es una excelente opción, ya que el ejercicio físico sirve para eliminar la ira. Encuentra la actividad perfecta para divertirte; a su vez, liberar las tensiones. En caso de darse cuenta que el enojo y la ira han crecido, sugerimos dar un paseo al aire libre o montar en bicicleta.
El descanso es fundamental
Cuando nuestro cuerpo y la mente están muy agotados, suelen ser más frecuentes los impulsos de agresividad y las reacciones de rabia. Además, en estos momentos se dificulta su gestión ya que contamos con menos herramientas.
En estos casos, se requiere un buen descanso y dormir lo suficiente: bien sea en el plano cualitativo y en el plano cuantitativo. Durante el día también existen varios momentos en los que estamos más vulnerables a reaccionar con ira, estos episodios pueden variar en cada individuo.
Al dormir las ocho horas suficientes por día, tendremos la capacidad para aplacar la ira ya que estamos descansados y nuestra mente puede hacer un análisis más apropiado de las situaciones que se generan.
Autocontrol, meditación y relajación para aplacar la ira
Una excelente forma de prevenir los estallidos de ira es por medio de la relajación. Actualmente existen diferentes maneras de relajarnos: a través de la práctica de yoga, algún deporte, el Mindfulness, la meditación o disfrutar de un confortable baño caliente.
Los resultados que ofrece la relajación son realmente exitosos, por tal razón, te recomendamos descargar la aplicación crearsalud.org/siente que puede ser personalizada, cuenta con siete sesiones y algunas opciones gratuitas.
Por ejemplo, al momento de detectar que es posible reaccionar con ira, una excelente idea sería intentar hacer una respiración lenta y profunda durante 20 segundos: se realizará una desintoxicación de la irascibilidad y la negatividad que sientes.
Evitar personas y situaciones irritantes, ayuda a aplacar la ira
Otra forma de aplacar la ira es evitar encontrarte en eventos donde sabes que existe alta probabilidad de que la ira aumente o conduzca a un estado totalmente negativo. Además, posiblemente conoces algunas personas tóxicas que causen irritabilidad.
Es necesario que intentes evitar estas situaciones en las que existe alta probabilidad de estallar por la ira. Caso contrario con las personas que estimulan la ira, ya que en ocasiones es prácticamente imposible evitar estar en contacto con ellas.
Por eso, si es posible tener una conversación con dicha persona sería conveniente, de tal manera que no sean demasiado irritante las interacciones.
Apoyo psicológico
En caso de que no puedas aplacar la ira o no puedas controlar tus reacciones emocionales de enojo y sean demasiado frecuentes; lo más recomendable sería recibir el apoyo de un psicólogo y de esta manera evitar que se alejen de ti las personas de tu entorno.
A través de la terapia es posible realizar cambios de actitudes que promueven episodios dramáticos, los cuales no son realmente importantes y a realizar una reestructuración cognitiva que sirva para gestionar de forma adecuada la ira.
Mejorar la comunicación
En ciertas ocasiones se produce el enojo debido a que nos dejamos llevar por la frustración. En caso de conversar con otra persona en varias oportunidades y no salen como esperas las cosas, la mayoría de veces el otro no tiene la culpa (probablemente no puedas explicar abiertamente lo que quieres).
Es fundamental escuchar atentamente lo que dices, verifica que ha comprendido el interlocutor y encárgate de responder o aclarar todas las dudas. De esta manera evitarás muchos problemas con el resto de las personas.
Todo lo expuesto, apenas abarca alguna de las mejores técnicas para el control de la ira. Te recomendamos poner en práctica estas opciones y encontrar la técnica que mejor se adapte a tu caso.