La conservación de los alimentos que consumimos siempre ha sido algo de gran interés, y existen, sin embargo, muchos mitos bastante extendidos que limitan nuestro potencial para el ahorro y un consumo responsable. A continuación veamos cuáles son estos mitos sobre la congelación de alimentos que a día de hoy ya no tienen validez.

La forma correcta de cómo se han de congelar determinados productos alimenticios es algo que nos interesa a todos. En nuestro día a día, para quienes cocinamos, es bastante habitual hacer más comida de la cuenta. Las llamadas «sobras» nos pueden servir como recurso para comer otro día, por lo que tirarlas no sería una opción nada responsable; debido al derroche de alimentos que supondría.

 

 

Son muy característicos también los «tápers», ¿quién no ha utilizado alguna vez un táper, envasando la comida para el día siguiente o para otra semana? La figura de la madre, históricamente, ha quedado grabada en nuestra memoria como quien mejor representa el ahorro en los alimentos, haciendo comida para varios días y conservándola a través de la congelación. También tenemos la imagen de cuando salimos de casa y el táper es nuestro gran aliado.

Muchos mitos acerca de la congelación aparecieron en otros tiempos, cuando las tecnologías con las que contábamos no eran tan evolucionadas como las de ahora. Se fueron extendiendo las creencias erróneas y han ido adquiriendo fuerza sin tan siquiera haber sido cuestionadas. En el presente texto vamos a desterrar estos mitos sobre la congelación de alimentos que están limitando nuestro potencial de ahorro.


Las falsas creencias acerca de la congelación de alimentos

En muchas casas, un recurso tan importante como es el congelador se utiliza escasamente y no se le saca su máximo provecho y potencial. Según indica la agencia británica de alimentación (FSA) hay una gran falta en la población de conciencia para congelar los productos que se están aproximando al término de su fecha de caducidad. En Reino Unido se llegan a desperdiciar por estas malas prácticas hasta siete toneladas de alimentos anuales. Cantidades de comida que podrían haber sido aprovechadas gracias al uso del congelador.

En España la asociación de fabricantes y distribuidores (Aecoc), nos indica en un reciente estudio que los españoles tiramos una media de hasta 3,7 millones de kilos en alimentos al día. Unos datos que claramente nos informan de que no estamos optimizando el uso de la nevera adecuadamente, y culpa de ello lo tienen muchos de estos mitos que desterramos a continuación:

No se pueden congelar frutas y verduras

Cabe decir que casi todo es posible congelarlo, y la fruta y la verdura no podía ser una excepción. Lo importante en este caso es saber el cómo hacerlo. Para preservar la textura de ciertas frutas como la cereza, el melocotón, la fresa, y en definitiva frutas que tengan pulpa, es mejor hacer un escaldado previo (calentando el producto a una temperatura que oscila entre 70ºC y 100ºC). Es importante que metamos las frutas o las verduras en una bolsa de cierre hermético para meterla en el congelador. Estos productos se conservan bien y mantienen su agua si se envasan debidamente.

 

 

El proceso de congelación utiliza un frío muy seco y tiene, por lo tanto, la capacidad para deshidratar los productos. Por eso si envasamos frutas, hortalizas y verduras en condiciones óptimas, no tiene por qué haber ningún tipo de problema.

 

No se pueden volver a congelar los alimentos que ya han sido previamente congelados

En parte esto sería cierto, no es recomendable esta práctica, pero puede hacerse en algunas circunstancias. Es necesario tener en cuenta que tras la descongelación existe un aumento del crecimiento bacteriano, y al recongelarlo el alimento estaría más contaminado y deteriorado.

Sin embargo hay algunas excepciones, como que el tiempo de descongelación haya sido más bien corto y se haya hecho en la nevera. En este tipo de casos, si el envase del alimento no ha sido abierto ni manipulado, no hay ningún problema en volver a congelarlo de nuevo, aunque si se hace con la función express mucho mejor.

 

No se pueden congelar ni huevos ni leche

Aunque estos alimentos son bastante frágiles, no hay que confundir este aspecto con que no es posible congelarlos. La leche resiste muy bien la congelación debido a su base de agua, sin embargo, el proceso de descongelación es necesario que se haga en la nevera para que recupere sus proteínas, grasas,calcio, vitaminas, etc.

El huevo también es un producto que se puede congelar. Se recomienda hacerlo en un envase tapado, puesto que la cáscara al ser porosa pierde agua. Lo más conveniente sería congelarlos ya descascarillados en un tarro de vidrio con cierre de goma. Luego podremos descongelarlos en la nevera para consumirlos lo antes posible. Es recomendable la función express o congelación ultrarrápida, si se dispone de ella, para la congelación de los huevos.

 

Solo se pueden congelar los alimentos inmediatamente tras la compra

Este es uno de los mitos más dañinos para el derroche de alimentos. Esta creencia perjudica nuestra economía, siendo la responsable de que muchos productos en lugar de ir al congelador vayan directamente a la basura. Cualquier alimento que no haya superado la fecha de caducidad puede ser congelado, manteniendo las mismas características. Es conveniente apuntar en el envase los días que le quedaban para su consumo antes de ser congelado.

 

 

Una realidad es que los alimentos no pueden ser congelados indefinidamente, para esto tendremos que ver la recomendación del envase en cuanto a las estrellas con las que cuente nuestro congelador. Ya que dependiendo de la temperatura de congelación, ciertos alimentos podrán mantenerse durante más tiempo bien conservados en el congelador.

Con esta información se espera que tomemos consciencia de la congelación de alimentos y su conservación, para que nos lo pensemos muy bien antes de tirar y desaprovechar un alimento.

Y RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.

Pero, además, para cuidar de nuestra mente podemos emplear herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí  que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.


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