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¿Qué quiero hacer con mi vida? Todos nos hemos hecho esta pregunta alguna vez. Es normal encontrarnos perdidos en algún momento de nuestra vida, pero no te preocupes, al final, todas las personas encontramos un motivo auténtico y real por el que vivir. Necesitamos tener un objetivo por cumplir que guíe el rumbo de nuestras acciones. En Psicología positiva, a esto se le conoce como “propósito en la vida”, un proyecto individual significativo que implique un compromiso.

El psicólogo y escritor Seligman decía que el proyecto de vida tiene que transcender a uno mismo. ¿Y qué quiere decir esto? Pues que necesitamos sentir que estamos conectados a algo más grande y abrirnos al mundo que nos rodea. Cuanto más elevado sea ese «algo», más sentido tendrá nuestra existencia.

¿Y qué proyecto de vida es el correcto? Cualquiera en el que tú creas. Como se suele decir, cada persona es un mundo, por eso hay miles de proyectos diferentes y todos ellos son válidos. Pueden estar relacionados con muchísimos temas variados, como por ejemplo la ecología, la familia, un proyecto social o, incluso, una causa política. Las personas, por naturaleza, tenemos la necesidad creer en unos valores, compartirlos con los demás y actuar en consecuencia a ellos.

Tener definido un proyecto de vida es fundamental para alcanzar nuestro propio bienestar. Nos sentimos más felices cuando tenemos un objetivo que alcanzar y que llena de significado nuestra vida. Cuando no es así, nos sentimos perdidos. La búsqueda de la felicidad a través de actividades únicamente placenteras, puede hacer que la larga nos sintamos vacíos. Lo habrás podido comprobar. Por ejemplo, la felicidad que te ofrece el comparte un capricho es momentánea. En cambio, el hacer algo que tú consideras una buena acción, como ayudar a un amigo, te reconforta infinitamente mucho más. Nuestras acciones nos tienen que llevar a metas más transcendentales, es decir, que para ser realmente felices, el propósito que elijamos tiene que darle de sentido a nuestra existencia, no solo debe enfocarse al beneficio de uno mismo.

 

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¿Qué beneficios nos aporta el tener un proyecto de vida?

 

Los psicólogos Ed Diener y Robert Biswas-Diener, padre e hijo, realizaron un interesante experimento entre varios estudiantes universitarios. Cada joven debía realizar dos acciones diferentes: la primera tenía que ser algo totalmente placentero y divertido, como por ejemplo bailar o comer, y la segunda acción debería tener significado más altruista, como por ejemplo hacer voluntariado o participar en alguna ONG. Después, cada estudiante tuvo que hacer una evaluación sobre las dos actividades. ¿Imaginas los resultados? La mayoría calificó a la primera de divertida, sin embargo mantenían que la segunda les reportó muchos más efectos positivos. En conclusión, decían que si tuviesen que recomendar una de los dos actividades a un amigo, sin dudarlo les dirían que la segunda.

Este experimento puso de manifiesto que aquellas acciones que realizamos con un significado transcendental nos ofrecen una felicidad más duradera. ¿Sabes por qué ocurre esto? Porque en este tipo de actividades más profundas, nuestras acciones y nuestros valores están conectados y esto es lo que nos produce un gran bienestar. En otras palabras, se podría decir que es porque actuamos siguiendo nuestras creencias.

Esta satisfacción que sentimos por actuar conforme a un propósito, que para nosotros es importante, tiene muchos beneficios para nuestro cuerpo, tanto mentales como físicos. Por un lado, Steger, investigador de la Universidad de Colorado, tras un revisión de varios estudios, detectó que las personas que tienen un proyecto de vida lleno de significado son menos vulnerables a experimentar depresión y ansiedad. Algo que confirmaron los psicólogos Wood y Tarrier, que en base a sus investigaciones, demostraron que tener esa fuente de motivación ligada a un propósito previene problemas psicológicos.

Por otro lado, Kasdan y McKnight comprobaron a través de diversos estudios que tener una meta definida en nuestra vida está relacionado con la longevidad y la salud física. Demostraron que las personas que incluían el voluntariado en su proyecto de vida tenían una tasa de mortalidad menor que aquellas que no lo hacían. ¿Qué más motivos quieres para replantearte si lo que estás haciendo es lo que realmente quieres?

 

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¿Cómo se construye el proyecto de vida?

 

Desde la infancia comenzamos a diseñar nuestro propósito de vida, muchos niños ya empiezan a decir, por ejemplo, que quieren ser bomberos o profesores. Por ahí se empieza, pero es verdad, que este ser va redefiniendo conforme cumplimos años. No es algo estático, nuestros objetivos van cambiando. Nuestras experiencias y gustos se van modificando, es imposible tener un único proyecto de por vida. Los sectores educativos cada vez lo tienen más en cuenta,  poco a poco introducen más actividades en las escuelas para ayudar y guiar a los jóvenes a encontrar su meta. Fijar un propósito les ayudará a tener un mayor compromiso moral y, en consecuencia, a elevar su autoestima. Además, en un futuro, podrán superar las situaciones difíciles de la vida con mayor facilidad y crecerán a nivel personal.

Las personas podemos tener más de un propósito en la vida, no es algo único. Todo lo contrario, incluso es conveniente tener varios, porque tampoco es saludable centrarnos exclusivamente en una sola meta. Imagina que al final no logras cumplir el objetivo que te marcas, si no tienes otras razones que den sentido a tu vida, nunca podrías ser feliz. Lo ideal es tener varios propósitos claros y bien definidos. Ahora es el momento de pensar cuántos tienes tú.

 

La meditación será tu guía para alcanzar tu propósito en la vida

 

Tener un propósito en la vida implica dotarla de sentido. ¿Es lo mismo propósito que sentido? Son conceptos diferentes. El propósito está relacionado con las metas y responde a la pregunta: ¿qué quiero hacer? En cambio, el sentido está unido al significado: ¿qué sentido tiene mi vida? Necesitamos tener la sensación de que somos valiosos, que tenemos un motivo por el que vivir. Si no somos capaces de apreciarnos, no conseguiremos ser felices. Esta desconfianza en nuestra valía es la que nos puede hacer abandonar nuestras metas.

 

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La meditación nos puede ayudar a recuperar esa confianza y a descubrir nuestro potencial. Lo primero que tenemos que reconocer es que ya contamos con algo auténtico y que es innato, nos referimos a nuestra capacidad de sentir. Si piensas que tu vida está dominada por el caos, atrévete a tener una conexión contigo mismo. Sé amable, no te juzgues, es el primer paso para poder abrirte y que todo ese potencial que siempre has tenido se manifieste.

Para comenzar a valorar tu propósito en la vida, no solo te centres en lo que quieres alcanzar, comienza haciendo una reflexión sobre lo que ya tienes. Seguro que ya has logrado mucho más de lo que imaginas. No dejes que la insatisfacción se apodere de tu día a día. La meditación puede ser un gran aliado para encontrarte a ti mismo y poder darle rumbo a tu vida. No hay que tener miedo a la rutina, haz que tus actos te acerquen cada día al lugar donde quieres estar.

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