Las algas marinas están cada día más presentes en nuestra alimentación. Aquellas personas que quieren cuidar su cuerpo las incluyen en su dieta. No obstante, en nuestra cultura no tenemos demasiada información acerca de cómo poderlas preparar. Vamos a hacer un recorrido por los diferentes tipos de algas para ver como deben de ser utilizadas.

Algas gran riqueza en nutrientes

En las culturas orientales las algas son un ingrediente muy común en la cocina. Estas verduras de mar nos aportan muy pocas calorías pero una gran cantidad de minerales como el calcio, el magnesio, el yodo, el potasio o el fósforo entre otros.  No obstante, debido a la gran cantidad de yodo no es recomendable consumirlas en exceso.

Actualmente, es muy fácil encontrar algas en tiendas de nutrición, herbolarios o tiendas orientales. Lo normal es comprarlas deshidratadas, por ello es importante aprender de qué manera utilizarlas para poderlas añadir a nuestros platos.

Fuente: Pixabay/zuzyusa

 

Vamos a ver como preparar las algas más comunes. No obstante, el procedimiento es más o menos el mismo para otros tipos de algas.


 

Lo primero la rehidratación

Como hemos dicho, las algas se venden desecadas. Por ello algunos tipos necesitan ser rehidratadas antes de poderlas comer o cocinar. Según el tipo de alga que queramos cocinar la hidrataremos en agua caliente, templada o fría. Algunas de ellas solo necesitan ser lavadas un poco si es que las vamos a añadir a sopas o caldos.

Cuando rehidratamos las algas estas duplican o triplican su tamaño según los tipos. Por ello es necesario que calcules una cantidad bastante menor de lo que calcularías si fueran verduras terrestres.

El Alga Kombu o Dashima

Este alga es muy popular en Corea y Japón y se usa sobre todo para caldos y sopas. Su presentación es en laminas gruesas y bastante duras. Su característica principal es el alto contenido en ácido glutámico que da mucho sabor. También contiene una buena cantidad de yodo y su sabor es algo más suave que el del resto de algas.

Este alga es ideal para añadir a la cocción de las legumbres y para ponerla en sopas o caldos. Se puede remojar pero no es necesario. La lavaremos y añadiremos directamente al guiso cuando comencemos a prepararlo. De esta manera, todo su sabor y nutrientes quedarán en el caldo que hagamos.

El alga kombu contribuye a que las legumbres sean más digestivas. Si solamente la quieres para tal efecto basta con añadir un trozo del alga a las legumbres cuando comiencen a hervir. Cuando termine la cocción la puedes retirar o mezclarla con el resto de los ingredientes.

Fuente: Pixabay/asjjuni0

Agar – Agar

Este alga tiene un aspecto bastante diferente a las demás. Se suele vender como una especie de fideos transparentes que parecen de plástico. No obstante, también la podemos encontrar en polvo.

El agar-agar se obtiene de algas rojas y es muy utilizada para hacer gelatina vegetal. En los restaurantes chinos las suelen poner en las ensaladas. Si quieres hacerlo así solo tienes que remojarla diez o quince minutos y después consumirla.

No tiene ningún sabor y contiene mucha fibra. Se puede utilizar para preparar muchos postres y como estabilizante. Los veganos la utilizan como sustituto de la gelatina de origen animal para preparar todo tipo de platos. En ese caso solo hay que sustituir la cantidad de gelatina de origen animal que ponga en la receta por agar-agar.

Si la vas a utilizar como gelatina es mejor usar la forma de polvo aunque también servirían las tiras. En este caso solo habría que cortar el alga en pequeños trozos y ponerlo a hervir hasta su disolución. Para que se convierta en gelatina es necesario que se caliente hasta los 90 grados y que se haya disuelto completamente. Al enfriar es cuando solidifica y forma la gelatina.

Alga Nori

Este alga se obtiene de algas rojas y se presenta en forma de laminas de distintos tamaños. Son el tipo que se suele utilizar para el sushi. También se usan para espolvorear sobre distintos platos ya que aportan color y sabor. Son muy ricas en fibra, hierro, proteínas y vitamina A y K.

Este tipo de algas no necesita ser rehidratadas ni tampoco cocida. Simplemente se enrollan alrededor de cualquier alimento o se añaden cortadas en pequeñas tiras a diferentes platos justo antes de servir.

Otra manera de prepararla es tostándola a fuego medio en una sartén sin aceite para que se ponga crujiente. Una vez tostada la podemos triturar y al quedar hecha polvo la usaremos para dar sabor a cualquier plato. Si la mezclas con tofu obtendrás una especie de «pescado vegetal».

Alga Arame

Este alga la encontramos en tiras finas de color rojizo, marrón y verde oscuro. Tiene bastante sabor y bastante aroma y mucho yodo, calcio, magnesio, hierro y vitamina A.

Este tipo de alga sí que conviene remojarla en agua templada o caliente durante diez minutos. Una vez remojada, se puede cocinar o escaldarla. Tienen una textura crujiente y agradable. Su olor y sabor nos hacen saber que vienen del mar. Si no quieres que conserven este olor y sabor tan fuerte tendrás que lavarlas y escaldarlas antes de usarlas.

Habitualmente, se saltean durante 2 o 3 minutos con aceite de sésamo, o salsa de soja y se sirven como acompañamiento de otros platos. También podemos usarlas para hacer paellas sin sufrimiento animal y con un sabor muy similar a la paella de marisco.

Fuente: Pixabay/sayama

Alga wakame

Este tipo se usa muy a menudo en la cocina japonesa. Su sabor es suave y ligeramente dulce. Se puede utilizar para sopas, arroces o salteados. Como todas las demás, es muy rica en minerales como el calcio, magnesio, sodio y yodo. También contiene ácidos grasos omega-3 y vitaminas del grupo B.

No es necesario hidratarla si la utilizamos en sopas o guisos con mucho líquido. Cuando no sea así la hidrataremos durante 20 minutos en agua fría o 10 en agua templada. Acompañan muy bien a vegetales salteados con tofu. Su sabor tiene menos toque marino que el resto de las algas, por lo que combinan estupendamente con salsas y sabores no muy fuertes.

¿A qué son fáciles de utilizar? ¡Ya no tienes excusa para incluirlas en tus platos!

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