Para llevar una vida saludable lo primero que tienes que saber es que tienes que comprometerte contigo mismo, y dedicarle mucha fuerza de voluntad a todo lo que te propongas hacer. Seguramente hayas hecho muchos intentos: para dejar de comer grasas, dedicar más tiempo al ejercicio físico o levantarte antes de la cama y desayunar relajadamente. Si la frustración se ha apoderado ya de ti y no sabes qué hacer, te recomendamos que sigas leyendo este artículo.
Existen muchos momentos en nuestra vida en los que decidimos hacer un cambio radical. Nos hacemos conscientes de que estamos descuidando nuestra salud, que nos alimentamos de una forma poco saludable, y que esos kilos de más no van a bajar por sí solos. Llevamos un ritmo de vida que nos consume, que además, nos sirve de excusa para no esforzarnos en lo que realmente nos beneficia pero, por supuesto, que supone un gran esfuerzo.
No nos engañemos, adquirir hábitos saludables requiere de mucha fuerza de voluntad, y acabar con los hábitos poco saludables también. ¿Por qué fracasamos constantemente en nuestro empeño de llevar una vida más saludable? La respuesta, principalmente, está en ti. Quizás te pongas excusas continuamente para no tener que esforzarte tanto. En la mayoría de los casos boicoteamos nuestro propio proceso hacia la adquisición de hábitos saludables. Eso es innegable, solo tienes que ponerte a reflexionar sobre ello y lo entenderás. No sirven las excusas, es cuestión de voluntad.
¿Cómo influye la voluntad en nuestra salud?
Todos tenemos buenos propósitos, además estamos más informados que nunca sobre lo que nos conviene y lo que nos ayuda a mantenernos más saludables. Ya sea dejar de fumar, hacer más ejercicio físico, ir al gimnasio, desayunar por las mañanas, relacionarnos con personas que nos aporten bienestar… Hay muchas conductas y hábitos que queremos cambiar pensando en nuestro bien, entonces ¿por qué en la mayoría de las ocasiones nos damos por vencidos y no lo hacemos?
Es habitual a principio de año marcarse unos propósitos para estar más saludables, ¿lo has hecho alguna vez? Lo cierto es que las personas que lo hacen, según indican las estadísticas, tan solo a mediados de enero un 25% mantiene sus propósitos de vida saludables, y 6 meses después esa cifra se reduce a un 5%. ¿Por qué sucede esto? Según los expertos para el cerebro resulta agotador adquirir nuevos hábitos y romper con los antiguos, lo sencillo para él es seguir con sus rutinas. La mejor solución que existe para combatir esto es poner en práctica nuestra voluntad.
Está demostrado que la fuerza de voluntad reduce nuestros impulsos negativos del 17% al 70%, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Chicago, realizado por el psicólogo Wilhelm Hofmann (2001). Concluyendo que cuando las personas ceden a cualquier deseo o impulso cotidiano, lo realizan el 70% de las veces, mientras que cuando logran frenar ese impulso solo lo realizan el 17& de las veces. Unos datos que, sin duda, ponen de manifiesto el poder de la voluntad que es capaz de frenar una gran parte de nuestros impulsos no deseados.
Dejar los malos hábitos resulta difícil. Y comenzar con unos hábitos a los que no estamos acostumbrados y requieren de nuestro esfuerzo y tiempo, lo es aún más. Sin embargo, sabemos que merece la pena, y si pensamos que no merece la pena por nuestro bienestar, es porque nos estamos engañando para no hacer lo que debemos. En la voluntad está la clave para frenar los impulsos sobre lo que estamos acostumbrados a dejarnos llevar, e ir modificándolos por otro tipo de conducta más saludable.
Somos libres para decidir sentirnos mejor
Habitualmente son nuestros impulsos los que nos dominan, y es por esto que nuestro discurso es incoherente. Decimos que queremos hacer algo por nuestro bien, pero acabamos haciendo lo contrario, así no hay coherencia ni correspondencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Este tipo de conducta es algo que nos hace sentir mal, afectando incluso a nuestra autoestima. Nos percibimos como que no podemos hacer lo que nos proponemos.
En cambio cuando ejercitamos nuestra voluntad y hacemos todo el esfuerzo posible por hacer lo que hemos dicho, vamos reforzándonos poco a poco para ir cumpliendo mayores metas. Por eso es aconsejable, desde un principio, proponerse pequeñas metas que sean realistas y vayan acorde a nuestra realidad personal. No tiene sentido que nos propongamos hacer una maratón cuando tan siquiera estamos acostumbrados a correr.
Lo que debes de saber es que como ser humano eres libre y en la voluntad está el comienzo de esa libertad. Para que no te dejes llevar por tus impulsos más primarios y logres parar ese momento para reflexionar y pensar en lo que es mejor para ti. Tomar una decisión consciente te lleva a frenar los impulsos de los hábitos que te perjudican.
Ante la ausencia de voluntad se apodera de nosotros lo inmediato, lo que estamos habituados hacer, nuestro automatismo. Sin que lo cuestionemos ni pensemos acerca de lo que queremos en ese momento, nos dejamos llevar por ese impulso y es así como somos esclavos de nosotros mismos, de nuestros impulsos más incoherentes y menos saludables para nosotros. Es bajo esas circunstancias cuando dejamos de ser libres.
La disciplina, el sacrificio y la fuerza de voluntad son principios y valores que debemos de recuperar, para ser libres y tomar las decisiones de una forma consciente, teniendo en cuenta las consecuencias y lo que deseamos realmente para nuestro bienestar. El déficit de voluntad nos conduce al sufrimiento, a la pereza, la desgana y la frustración, puede repercutir incluso en graves trastornos psicológicos. Es importante que nos planteemos las consecuencias a largo plazo y demos a la fuerza de voluntad el valor que merece para ir ejercitándola día tras día.
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