La propia naturaleza emplea mecanismos, para que en nuestra evolución, podamos ir adquiriendo habilidades que nos hagan sobrevivir. Nos empeñamos muchas veces en eludir el dolor que nos generan ciertas situaciones a las que debemos de enfrentarnos. Los sacrificios y el esfuerzo forman parte de nuestra naturaleza y tienen un gran sentido, como veremos a continuación.
En la naturaleza, tal y como dijo el naturalista más influyente de la historia, Charles Darwin, resulta evidente que sobrevive y evoluciona el más apto. Con el más apto se refería esencialmente a que hay ciertos rasgos que se reproducen en las siguientes generaciones sobre otros, mientras que los que ya no sirven y carecen de función biológica tienden a desaparecer. Esto forma parte de la selección natural.
Es nuestra propia naturaleza la cual nos impulsa a emprender nuevos retos. Al ritmo en el que nos desarrollamos, y los grandes cambios que se han ido dando, no hemos tenido más remedio que ir adaptándonos. En esa adaptación nos hemos enfrentado a multitud de adversidades, que hemos tenido que afrontar con valentía y esfuerzo, aun produciéndonos dolor y aun teniéndonos que sacrificar.
En la mayoría de las ocasiones eludir el dolor no es la opción que más nos beneficia. Ya que no tenemos más remedio que afrontar el dolor para seguir creciendo y evolucionando. El propio dolor por el que tienen que pasar las mujeres en el parto para formar una nueva vida, es un claro ejemplo de ello. A continuación veremos a qué tipo de riesgos nos enfrentamos pretendiendo huir del dolor.
Eludir el dolor tiene sus consecuencias
A razón de muchos factores intentamos eludir el dolor: ya sea por una situación que nos causa miedo, por algo que supone un gran esfuerzo y sacrificio, hacia lo desconocido, lo que creemos que no seremos capaces, etc. Cuanto más intentamos evitar ciertas situaciones, nuestro miedo aumenta y la dificultad se hace cada vez mayor.
Hay situaciones que son difíciles para una gran cantidad de personas como: comenzar con un nuevo trabajo, hablar en público, relacionarse con extraños, comprometerse en una relación, tener hijos, etc. Todas ellas situaciones que se nos presentan a lo largo de la vida e intentar evitarlas solo nos causa más problemas.
Cuando afrontamos alguna de estas situaciones a la que tanto temíamos, entonces vemos que no era para tanto, que independientemente del resultado lo hemos intentado, nos hemos atrevido y podemos estar orgullosos de nosotros mismos. Nadie puede evitar que pasemos por el mal trago, o puede protegernos de tal modo que no tengamos que enfrentarnos a ningún peligro o situación difícil. Esto frenaría de lleno nuestro desarrollo y nos haría mucho más vulnerables.
Compartimos este breve cuento que explica este proceso de una forma didáctica y sencilla, para que entendamos cómo la naturaleza nos pone a prueba para que sigamos desarrollándonos:
Lección de la naturaleza
«Un día de primavera, un viajante descansaba tranquilamente al borde del camino bajo un árbol. Mirando la naturaleza que le rodeaba, observó cómo la oruga de una crisálida de mariposa intentaba abrirse paso a través de una pequeña abertura aparecida en el capullo.
Estuvo largo rato contemplando cómo la mariposa iba esforzándose hasta que, de repente, pareció detenerse. Tal vez la mariposa –pensó aquel hombre- había llegado al límite de sus fuerzas y no conseguiría ir más lejos.
Así que, decidido a ayudar a la mariposa, cogió unas tijeras de su mochila y ensanchó el orificio del capullo. La mariposa, de esta forma, salió fácilmente. Su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre, preocupado, continuó observándola esperando que, en cualquier momento, la mariposa abriera sus alas, las estirara y echara a volar. Pero pasó el tiempo y nada de eso ocurrió.
La mariposa nunca voló, y las pocas horas que sobrevivió las pasó arrastrando lastimosamente su cuerpo débil y sus alas encogidas hasta que, finalmente, murió.
Aquel caminante, cargado de buenas intenciones, con voluntad de ayudar y evitar el sufrimiento a la mariposa, no comprendió que el esfuerzo de aquel insecto para abrirse camino a través del capullo era absolutamente vital y necesario, pues esa era, precisamente, la manera que la naturaleza había dispuesto para que la circulación de su cuerpo llegara a las alas, y estuviera lista para volar una vez hubiera salido al exterior.»
Tiempo y esfuerzo como claves para nuestro crecimiento
En el cuento anterior justamente fue esto lo que falto: tiempo y esfuerzo. La mariposa, se encontraba en ese periodo sensible en el que tenía que hacer el esfuerzo suficiente en beneficio de su posterior supervivencia. Este esfuerzo al ser impedido por un ser ajeno, destruyó las posibilidades de la mariposa para desarrollarse y sobrevivir. Esto nos puede servir como metáfora, para saber que hay ciertas experiencias por las que debemos pasar, y nadie puede enfrentarse a ellas por nosotros, ya que forman parte de nuestra propia evolución.
Como bien sabemos la naturaleza es sabia, y si nos permitiese vivir sin obstáculos, seguramente quedaríamos muy limitados y vulnerables, sin oportunidad para desarrollar nuestro enorme potencial. De esta forma nunca llegaríamos a desarrollarnos plenamente. Ese es el sentido que tiene el esfuerzo, y el tener que enfrentarnos a las dificultades y a lo que nos causa dolor.
Gracias a que cada proceso en nuestras vidas requiere de un tiempo, esfuerzo y sacrificios, es como vamos adquiriendo los aprendizajes que nos hacen crecer. Y vamos obteniendo también las oportunidades que nos permiten desarrollar nuestras capacidades y habilidades. Intentar evitar esto sería como intentar frenar nuestro propio proceso de desarrollo, por lo que no nos estaríamos haciendo ningún favor, más bien estaríamos impidiendo ser la mejor versión de nosotros mismos.
Así, prácticas como el mindfulness y la meditación pueden ayudar a gestionar el dolor, y en esto te puede ayudar el método Crear Salud, que se convertirá en tu mejor compañero para llevar la atención plena tu día a día. Pero, además, en este método también fomentamos y aconsejamos sobre una correcta nutrición y una vida más activa.
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