La meditación es una práctica ancestral que se ha puesto de moda en la actualidad en Occidente debido a todos los beneficios que aporta para combatir el ritmo de vida de hoy en día. Es tal la transformación personal que puede suponer su práctica habitual, que son varios los estudios científicos que demuestran los cambios que produce en el cerebro.
¿Cómo cambia la meditación el cerebro?
Las investigaciones que se han llevado dentro de este campo, muestran que los beneficios de meditar son muchos: mejora el descanso, reduce los síntomas tanto de estrés como de ansiedad, produce un estado de bienestar general y potencia ciertas capacidades. Todo esto se produce mediante una transformación de la arquitectura del cerebro.
Concretamente, lo que sucede en el cerebro al meditar es que las áreas implicadas en las emociones y en la atención y la memoria se ven afectadas. Asimismo, la respiración y el estado de calma que se alcanza con la práctica meditativa están en contacto directo con las neuronas del tronco cerebral.
Uno de los estudios que fue publicado en la revista Psychiatry Research Neuroimaging arroja unos datos sorprendentes: las personas que meditan 30 minutos al día durante al menos ocho semanas, adquieren una mayor densidad de materia gris en las zonas del cerebro ubicadas en el hipocampo que corresponden con la memoria, la empatía, el dolor físico y emocional y el aprendizaje.
A largo plazo, se ha observado que las personas que meditan de manera habitual tienen un cerebro más joven que aquellos que no lo practican y tienen menor riesgo de padecer algunas enfermedades cardiovasculares o Alzheimer.
Pero esto no es todo. Al mismo tiempo, se reduce la materia gris de la amígdala, lo que se traduce en la disminución considerable del estrés, el miedo y la ansiedad. Esto está relacionado con el hecho de que en otro estudio se haya demostrado la efectividad de la meditación como ayuda para superar adicciones.
Finalmente, la unión temporoparietal, que es la encargada de los aspectos sociales, de la perspectiva y de la compasión, entre otros, aumenta su tamaño.
Conexión real entre cuerpo y mente
Lo que sucede verdaderamente cuando se medita es que conecta el cuerpo con la mente. A través de la consciencia del propio cuerpo, de la propia respiración, y aprendiendo a liberar la mente de todos los pensamientos y los estímulos que la sobrecargan, es posible disfrutar de la serenidad de simplemente estar en el momento presente.
Llevar a cabo cada día una rutina de meditación permite obtener unos resultados muy beneficiosos.
La meditación:
– Reduce el estrés y la ansiedad y es una ayuda en casos de depresión.
– Potencia la capacidad de concentración.
– Proporciona un mejor descanso.
– Ayuda a conocerse mejor y encontrar la paz interior.
– Incrementa la empatía, la compasión y las habilidades socio-afectivas.
– Fomenta una mayor tolerancia al dolor.
– Mejora tanto la memoria como el aprendizaje.
– Ralentiza el envejecimiento cerebral.
– Favorece el pensamiento positivo.
Como puedes ver, los cambios que provoca la meditación en las personas afectan de manera muy positiva a todos los aspectos de su vida. Mejora la memoria, el aprendizaje y la concentración, lo que repercute en los estudios, en el trabajo y en el desempeño diario. Fomenta también la mejora de habilidades sociales y emocionales, y ayuda a sentirse mejor con uno mismo, favoreciendo el aumento de autoestima y confianza.
Integrar el mindfulness en la vida diaria
Por supuesto, aunque se puedan apreciar en poco tiempo los beneficios, si se abandona esta práctica los problemas pueden volver a aparecer (estrés, falta de concentración, ansiedad, malestar emocional…). Se trata de integrar en nuestra vida la práctica del mindfulness: la meditación y el pensamiento positivo de manera que se produzca una transformación en nuestro interior que sea sólida y duradera.
Consiste en un entrenamiento para nuestro cerebro que no solo no cuesta trabajo sino que es muy liberador y produce un enorme bienestar. Tan solo es necesario comprometerse con la práctica y tener la suficiente motivación por sentirse mejor y potenciar las propias habilidades. De este modo, encontrar la voluntad de practicarlo cada día será algo muy sencillo.
Un cambio interior que produce también cambios en tu entorno
Los cambios que se producen dentro de ti gracias a la meditación se verán reflejados en tu entorno. Al adquirir una nueva perspectiva y elegir vivir con serenidad y consciencia, todo parece haber cambiado también el exterior. La calma interior deja espacio para los pensamientos e ideas positivos, de manera que tu energía se enfoca hacia aquello que te motiva y que deseas.
Meditar elimina muchos de los obstáculos que se encuentran entre tú y tu bienestar, y que en muchas ocasiones solo son pensamientos negativos, miedos y un estrés que no permite ver más allá de los problemas diarios. Cuando estamos relajados, descansados y nos sentimos bien nosotros mismos, surgen nuevas oportunidades y parece mucho más sencillo superar los problemas que inevitablemente van surgiendo.
Esto influirá también de alguna manera a aquellos que te rodean. Cuando tú te sientes bien y mejoras y equilibras tu estado emocional, de alguna manera estás exteriorizando un cambio positivo que percibirán las personas de tu entorno.
De hecho, recientemente, una investigación realizada a gran escala de la neurocientífica social Tania Singer concluyó no solo que la meditación tiene una capacidad real de cambiar aspectos fundamentales del individuo, sino que puede ser una herramienta de cambio social en general.
Según Singer, “la mejor versión del cambio social es la congruencia entre el florecimiento individual y la transformación institucional, y quienes estudian la mente deben trabajar conjuntamente con aquellos que estudian la organización política y la economía, de modo que el cambio individual pueda tener repercusiones globales”.
Aunque quizá estemos lejos todavía de un cambio social de esa magnitud, podemos empezar hoy mismo a practicar mindfulness y cambiar así nuestra propia existencia a mejor.
Recuerda: la clave de la meditación se encuentra en la constancia y en incluirla como práctica habitual y necesaria en nuestra vida. De esta forma podrás experimentar un cambio positivo que mejore tanto tu estado de salud general como todos los demás aspectos fundamentales de tu vida.
FUENTE: Pixabay/ElisaRiva
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Gracias por la información clara y relevante.