La felicidad es algo que perseguimos todos los seres humanos, lo que muchos no saben es que la compasión en nuestro día a día es una de las claves esenciales. Trabajar este aspecto tan importante, que está estrechamente relacionado con el amor, el respeto, la tolerancia y la empatía; no solo nos hace mejores personas, sino también mucho más felices. A lo largo de este texto veremos cómo es posible ir trabajando la compasión.
“Si usted quiere que los demás sean felices, practique la compasión. Si quiere ser feliz, practique la compasión”
-Dalai Lama
Seguramente la compasión sea de las pocas cosas que podemos practicar que nos trae a nuestra vida una felicidad inmediata. Ya que no se trata de una gratificación volátil y efímera, se trata de un trabajo personal que nos trae calma y paz. Tiene que ver con un compromiso, un cambio de actitud y una apertura de mente que se desarrolla a través del amor.
Si nos preguntamos qué es la compasión, veremos como este concepto está muy arraigado a nuestra cultura. Antes de nada, es importante aclarar de que la compasión occidental está muy arraigada a la religión católica, por lo que la entendemos como tener lástima de alguien. La compasión de la que queremos hablar en el presente texto es diferente, es un concepto que no está asociado estrictamente a la pena y la lástima por el prójimo, sino que va mucho más allá…
¿Qué es la compasión?
Etimológicamente en latín, compasión viene a significar: padecer con otro o compadecer. En la cultura oriental, y más concretamente en el budismo, donde es una de las esencias de la vida espiritual. Es la raíz de los budas, ya que se dice que nacen de ella. En este sentido la compasión sería algo universal. No solamente sentiríamos que alguien que conocemos está sufriendo, sino que lo hacemos con cualquier ser vivo. Es la capacidad y el instinto de acompañar a los demás en su sufrimiento, de sentir, empatizar y ser amable con el otro ser hasta fundirnos con él.
Generalmente todas las personas hemos aprendido a tener cierto sentimiento de compasión. Aunque es una compasión muy restringida y limitada, ya que se ciñe sobre todo a nuestros seres queridos. Es más fácil para nosotros sentirla por nuestros familiares más cercanos que por un desconocido o una persona que nos resulte desagradable…
Como hemos dicho anteriormente, la compasión es algo universal y una vez que te vuelves una persona compasiva lo eres con todo ser vivo, sin excepción. La compasión va mucho más allá del sufrimiento ajeno, podemos mostrarlo ante personas que disfrutan de buenas condiciones, y de personas que han actuado de un modo perjudicial y reprochable. Se puede decir así que la compasión es como un acto de amor incondicional.
Si de verdad queremos ser seres compasivos, ha de ser con todos los seres vivos y hemos de dejar de lado cualquier prejuicio o rencor. Ya que la compasión se asocia con los buenos deseos, con el cariño y la bondad. Las personas altruistas y los filántropos ejercitan y practican la compasión en su día a día mediante sus actos. Una vez que vamos adquiriendo esta fortaleza de ir siendo más compasivos, se trata de un aprendizaje continuo que adquirimos a través de nuestra actitud y perspectiva acerca del mundo.
Aprender la compasión en nuestro día a día
Aunque la compasión está adherida a nuestra naturaleza, por lo general, no se nos enseñan a fortalecerla y ejercitarla. Nos enseñan lo que es la bondad, compartir, lo que está mal y lo que está bien dentro de nuestra cultura, etc. Pero pocos de nosotros hemos sido instruidos en lo que implica.
Sin embargo, podemos aprender a ser más compasivos en nuestro día a día, en cualquier momento de nuestras vidas, sin ningún tipo de excusa. Puesto que todas las personas poseemos esa capacidad interna. Simplemente debemos despertarla y hacérselo entender a nuestra mente para que se manifieste en nuestros actos.
“La felicidad y el sufrimiento son estados mentales y, por lo tanto, sus causas principales no existen fuera de la mente misma. Si queremos ser verdaderamente felices y liberarnos del sufrimiento, debemos aprender a controlar nuestra mente.”
– Gueshe Kelsang Gyatso
Antes de ver cómo puedes desarrollar la compasión, tratemos la siguiente cuestión: ¿por qué es importante que desarrolles la compasión en tu día a día? Según las investigaciones científicas que han estudiado a las personas compasivas, se observa que quienes lo practican producen en su cerebro más DHEA 100, que es una hormona implicada en contrarrestar el proceso de envejecimiento. Además, estas personas muestran hasta un 23% menos de cortisol (la hormona del estrés).
Por supuesto, existen muchos más beneficios, aunque están más relacionados con lo emocional y espiritual. Sobre todo, el principal motivo para ser una persona compasiva, es que nos ayuda a tomar un mayor contacto con nuestra naturaleza, lo que nos convierte en personas más felices y satisfechas con la vida que llevamos.
Para trabajarla es necesario:
Cultivar la empatía: para comprender y entender mejor las emociones de los demás. Acercarnos a lo que supone el contacto profundo con otro ser humano o cualquier ser vivo.
Reconocer las similitudes con los demás: en vez de centrarnos en las diferencias y en las comparaciones que tanto daño hacen, centrarse en las similitudes. Todas las personas sufrimos, pasamos por malos momentos, tenemos miedo y deseamos ser felices, ser amados y queridos. Lo que tenemos en común es aquello que nos hace humanos, si nos centramos en eso, aprenderemos a ser mucho más compasivos.
Practicar la amabilidad: mediante actos que alivien el sufrimiento de los demás, ofrecer lo que se tiene, sin estar esperando recibir nada a cambio. Los actos generosos nos convierten en personas más bondadosas, dándole un mayor sentido a todo lo que vivimos.
Perdonar y dejar los prejuicios a un lado: aunque hay muchas personas que creamos que no merecen nuestra compasión, porque se hayan comportado mal con nosotros o hayan cometido actos denigrantes. Se pone a prueba nuestra compasión precisamente con este tipo de personas, con las que podemos llegar a detestar. Si vemos en profundidad a estas personas están gritando de sufrimiento su necesidad de ser amados, y su dificultad para poder enfrentarse a todo lo que les rodea. Si somos capaces de ver eso, estaremos más cerca en nuestro día a día de ser cada vez más compasivos.
En conclusión, está demostrado que mostrarnos compasivos con los demás nos ayudará a sentirnos mucho mejor con nosotros mismos. Así, para empezar a trabajar en ello podemos ayudarnos del método Crear Salud. Pero, además de trabajar en ello, con este método buscaremos en bienestar integral, que pasa también por nutrirnos adecuadamente y activarnos cada día.
Herramientas como la app Siente– que podemos descargarnos aquí– se convertirán en nuestra mejor guía para trabajar la compasión y otros muchos aspectos que, en definitiva, te orientarán a una vida más feliz. Y todo ello con una metodología muy sencilla, que trabaja con el mindfulness y la psicología positiva.