En toda buena comunicación es imprescindible que haya una buena escucha activa. Habitualmente nos empeñamos en cuidar nuestra oratoria, para que nos comprendan bien los demás y atiendan a lo que decimos. Sin embargo, el saber escuchar, es igual o incluso más importante para que exista un diálogo efectivo y de calidad.

El acto de escuchar, muchas veces, lo confundimos con el de oír, y aunque son totalmente diferentes, apenas nos damos cuenta de si estamos escuchando o simplemente estamos oyendo lo que nos dicen. Escuchar es mucho más complejo y requiere de una gran habilidad, que por supuesto, podemos ejercitar.

Escucha activa

Fuente: Pixabay/ rawpixel

¿Sabes diferenciar cuanto estás oyendo de cuando estás escuchando? La escucha activa, no supone solamente escuchar las palabras que emite la persona con la que interactuamos. En la comunicación intervienen muchos más elementos que debemos tener en cuenta. Uno de los principales fallos que cometemos es creer que sabemos escuchar, y de esa manera no nos esforzamos por aprender a escuchar de verdad.

Si aún no tienes muy claro lo que supone la escucha activa y quieres conocer todos los elementos que la componen, te animamos a que atiendas a las claves que te vamos a proporcionar para que aprendas a ejercitar una buena escucha activa. Este factor es algo esencial para desarrollar una buena comunicación. Ya que no se puede pretender ser un buen comunicador sin aprender a escuchar activamente.


¿Qué supone la escucha activa?

Tal y como hemos comentado, generalmente, creemos que sabemos escuchar, cuando simplemente estamos oyendo a nuestro interlocutor. La escucha activa es una habilidad que pocas personas tienen en realidad bien desarrollada, puesto que escuchar no es tan sencillo como pensamos, requiere de atención, empatía, paciencia y respeto.

Si quieres saber si tienes una escucha activa, ponte en la siguiente situación: estás hablando con alguien que te está contando algo importante que le ha sucedido, ¿estás prestando atención a su lenguaje no verbal? a sus gestos, su mirada, la expresión de su cara, etc. Al escuchar sus palabras ¿estás prestando suficiente atención? Es decir, ¿entiendes lo que te dice, lo estás asimilando y estás profundizando en sus palabras dejando que te generen una emoción o un sentimiento? O por el contrario, estás pensando en lo que le vas a decir, lo que vas a hacer, y estás pendiente de cuanto tiempo te queda para irte…

La experiencia de comunicarse puede ser muy diferente si ejercitas tu escucha activa. Representa un acto muy valioso para quien lo vive contigo:

  • Se llega de una forma más profunda a la persona con la que estás manteniendo el diálogo.
  • Le permites expresar lo que realmente necesita, haciéndole sentir mucho más cómodo.
  • Transmites confianza para que te cuente su intimidad sin miedo a que le juzgues.
  • Facilitas que salga la emoción, sin que haya malos entendidos y falta de comprensión.
  • No te molestas con lo que expresa ya que no lo llevas a tu experiencia, atiendes a cómo se siente y cómo lo vive, independientemente de cómo lo vivas tú.
  • No te precipitas a expresar lo que opinas, atiendes a su experiencia y a lo que supone para esa persona.
  • Dejas que lo que te está diciendo impacte en ti, pudiéndote generar emociones y sentimientos.
  • Le acompañas en su dolor, en su entusiasmo, alegría o miedo… Le haces saber que estás ahí, atendiendo a su necesidad.
Conversación profunda

Fuente: Pixabay/ Free-Photos

NO estamos haciendo una buena escucha activa cuando:

  • Interrumpimos a la otra persona.
  • Estamos pensando en otras cosas, y mientras nos habla pensamos en lo que le vamos a decir.
  • Juzgamos y mostramos nuestro desacuerdo con lo que nos está intentando transmitir.
  • Hablamos de nuestra experiencia, sin llegar a conocer en profundidad la suya.
  • Intentamos que hable sobre otra cosa, desviando la atención del asunto.
  • Damos consejos y nos atrevemos a decirle cómo debe solucionar su problema.

Ejercitar la escucha activa

A todas las personas nos gusta sentirnos escuchadas, aunque, lamentablemente, pocas veces sucede. Si en vez de ponernos en la actitud de exigencia para que nos escuchen, aprendemos nosotros mismos a escuchar, estaremos al menos dando ejemplo. Puesto que caemos en el error y la queja de pretender que sean los demás quienes nos escuchen, sin haber aprendido nosotros mismos a escuchar.

Una buena comunicación se establece mejor con dos personas que han aprendido a escuchar de una forma activa. Esta es la mejor manera de que haya reciprocidad y entendimiento. La escucha activa no es una habilidad innata, es algo que se aprende, y por supuesto al igual que todo, requiere de compromiso y esfuerzo.

Habilidad de escuchar

Fuente: Pixabay/ rawpixel

Puedes ejercitar la escucha activa cada vez que alguien necesita contarte algo, también puedes provocar que esto suceda, preguntándole a alguien cómo le ha ido su día y que te cuente lo que ha vivido. En definitiva, interesándote por otra persona y por lo que tenga que decir.

Ejercita tu escucha activa teniendo en cuenta lo siguiente: 

  • Procura cuando estés escuchando, resumirle lo que has escuchado, lo que más te ha llamado la atención, y en definitiva, mostrarle que has prestado atención.
  • Percibe su estado emocional y refléjaselo: «entiendo que hayas sentido miedo», «es muy triste por lo que has tenido que pasar» «me alegra que estés entusiasmado por ese nuevo proyecto», etc.
  • Hazle ver que has entendido lo que ha dicho, aunque no estés de acuerdo. De esta manera no estarás cayendo en el prejuicio ni evaluando el contenido de su discurso.

Si aprendes a escuchar de una forma activa tus relaciones se verán fortalecidas. Habitualmente surgen muchos malos entendidos, enfados, disputas y confusiones debido a que no existe una buena comunicación. Hay que saber que esto es evitable, y las discusiones acaloradas que no te llevan a ninguna parte puedes frenarlas, adquiriendo una mayor habilidad para comunicarte. Practica la escucha activa y mejorarás tus relaciones personales.

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