La Psicología Positiva se centra en el estudio y potenciación de las experiencias y emociones positivas como forma de crecimiento personal y como manera de prevenir trastornos de índole mental y emocional, así como para reducir la incidencia de psicopatologías. Pretende explorar a fondo el potencial humano, sus fortalezas, motivaciones, capacidades… como forma de alimentar un estilo de vida orientado a la felicidad, el bienestar, el control mental y la consecución de objetivos. Algo de lo que tú, y en realidad la mayor parte de las personas, podéis sacar mucho partido.
La Psicología como ciencia se ha venido destacando, tradicionalmente, por poner el foco en lo patológico, en los aspectos negativos de la personalidad y en los problemas psicológicos, dejando de lado la potenciación de las capacidades del ser humano medio, que es donde en realidad se encuadran la gran mayoría de las personas.
Aunque en ocasiones hayas experimentado inevitablemente emociones y vivencias negativas, lo que determinará la manera de superar (y aprovechar el aprendizaje que ofrecen) esas vivencias dolorosas es, en muchas ocasiones, la actitud que adoptes ante ellas. Fomentar una actitud positiva y optimista ante la vida te ayudará a desarrollar estrategias de adaptación eficaces. Además, las fortalezas que desarrolles te servirán también de escudo protector, una especie de inmunidad adquirida que te permitirá crecer como persona.
Psicología Positiva y control mental
Una de las estrategias que pone en práctica la Psicología Positiva es trabajar el control sobre la mente y los pensamientos. Muchas veces, habrás experimentado que los pensamientos parecen dispararse de modo automático, obligándote inconscientemente a adoptar discursos y actitudes que no son en absoluto beneficiosos para ti.
La Psicología Positiva, en este sentido, ha encontrado grandes aliadas en las técnicas de meditación tradicional oriental, popularizadas en Occidente gracias a conocidos maestros zen como tich nat han, entre otros. La meditación tradicional es la base para la práctica de las técnicas de atención plena, o mindfulness.
Esta fusión de conocimientos entre lo espiritual y científico ha derivado en la creación de técnicas como, por ejemplo, el método Silva, que desde la década de los años 60 trabaja ayudando a las personas a desarrollar sus capacidades innatas y su potencial intelectual. El método Silva te permite trabajar con las técnicas más efectivas para desarrollar la intuición, mejorar la calidad del sueño o gestionar el estrés. También te enseña técnicas para meditar en casa y poner en práctica de forma individual los conocimientos que son impartidos en diversos cursos y talleres.
10 ejercicios de control mental
Pero también puedes empezar a poner en práctica por tu cuenta algunos ejercicios de control mental, que permitirán a tu cerebro desarrollarse y trabajar aspectos que no está acostumbrado a ejercitar. Sigue leyendo para conocer algunos de ellos:
1. Empieza a usar tu mano no dominante en la realización de actividades cotidianas. Con este sencillo ejercicio acostumbrarás a tu cerebro a replanificar las tareas más habituales y generarás nuevas conexiones neuronales.
2. Practica una respiración profunda y pausada intentando mantener tu mente en blanco, dejando pasar los pensamientos cuando estos aparezcan. De esta forma, practicarás los primeros pasos de las técnicas de meditación, pero además aprenderás a poner la mente en modo stand by, que podrás aplicar en situaciones de estrés o cuando más lo necesites. Practica al principio durante un par de minutos solamente, ya que el cerebro no está acostumbrado a detenerse y podrías perder fácilmente la concentración.
3. Practica juegos mentales. Resolver crucigramas, sudokus o acertijos de lógica, es una actividad que favorece el desarrollo de la agilidad mental y de la memoria. Es más conveniente que les dediques solo unos minutos cada día en vez de horas enteras, para evitar la sobrecarga mental.
4. Practica nuevas actividades. Y, a ser posible, de ámbitos variados. Por ejemplo, tocar un instrumento, cocinar una receta complicada, construir una maqueta o montar un puzzle de muchas piezas… Practicar diversas actividades favorecerá la plasticidad y dinamismo de tu cerebro.
5. Incorpora nuevos hábitos a tu vida. Puede ser muy sencillo: desde cambiar el orden en el que realizas las cosas cotidianas hasta incorporar nuevas rutinas intercalándolas con las que ya tienes. Cualquier cosa que rompa la tendencia de nuestro cerebro a trabajar con el piloto automático conectado… Si notas que al principio te cuesta un poco hacer estos cambios, esa es la prueba de que tu cerebro se ha acomodado demasiado… ¡así que dale un poco de caña!
6. Utiliza caminos distintos para llegar a los mismos sitios de siempre. No puedes cambiar de trabajo cada día, ni tampoco puedes obligar a tus padres a mudarse todos los meses… Hay lugares a los que necesariamente tienes que acudir con frecuencia. Para que tu cerebro practique nuevas maneras de hacer las cosas también en estas situaciones, planifica rutas diferentes. Aunque tengas que salir antes de casa, el hecho de caminar por lugares distintos te ayudará a mantenerte mentalmente activo y presente, recibiendo además una gran diversidad de nuevos estímulos.
7. Haz listas de cosas. Por ejemplo, de los lugares donde celebraste tus últimos cumpleaños. O de los viajes que hiciste. O tus comidas favoritas, tus regalos más significativos o la misma lista de la compra.
8. Apréndete cosas de memoria. Por ejemplo, las listas del punto 7 que te hayas obligado a hacer. Pero también tu agenda de teléfonos (o al menos los números más frecuentes), direcciones de correo, las calles de tu barrio… Todo ello te ayudará a ejercitar la memoria y a establecer asociaciones de informaciones y datos.
9. Cultiva algún tipo de hobby o, si ya tienes, incorpora alguno nuevo. Desde hacer fotografías hasta crear páginas web caseras. Escribir, pintar, iniciarte en algún tipo de actividad física que requiera de concentración mental o estrategia… Todo ello te permitirá explorar zonas de tu cerebro poco acostumbradas a entrar en escena.
10. Lee mucho y de temáticas y estilos variados. Aparte de adquirir conocimientos, tu cerebro se acostumbrará a recibir mensajes e información de diversas modalidades y estilos comunicativos. Tanto prensa como libros de divulgación científica, revistas de contenido histórico o político (a ser posible con cierta carga crítica), novelas de ficción, e incluso cómics.
En conclusión, si aplicas estas prácticas en tu día a día conseguirás ejercitar y cuidar tu mente. Y ese es el camino que sigue el método Crear Salud, que, además, no solo trabaja con la meditación y la atención plena, sino que también busca fomentar una correcta nutrición en las personas, así como una vida activa.
Anímate a probar la App Siente -que puedes descargarte aquí- y conviértela en tu mejor compañera de viaje por la senda de la meditación. Esta aplicación trabaja con una metodología muy sencilla, que te enseñará las claves del mindfulness y la psicología positiva para, en definitiva, llevar una vida más feliz.
Muy buena la informacion.bastante fructifera