El cómo te ves a ti mismo es algo que puede determinar más de lo que crees cómo estás viviendo, y qué tipo de cosas estás haciendo para aprender a conocerte. Al fin y al cabo, tu forma de interactuar con el mundo, y lo que recibes por parte de los demás, tiene mucho que ver con cómo te relacionas contigo mismo. Sin duda, tú serás con la única persona con la que realmente tengas que convivir para el resto de tu vida, aprende a conocerte para sacar lo mejor de ti.
Uno de los aspectos básicos de cómo nos vemos es el reflejo de cómo nos ven los demás, muchas veces nos basamos en esa referencia para determinar quienes somos, pero esto acaba siendo un error ya que cada persona puede tan solo ver unos pedacitos aislados de nosotros. Sin embargo, somos nosotros los encargados de ver el conjunto, de considerar cuál es nuestra verdadera esencia.
Como bien sabemos los prejuicios están muy presentes en nuestra cultura, nos atrevemos a creer saber cómo es alguien simplemente por ver unas cuantas acciones, por observar cómo viste o cómo habla… En definitiva, por ver la superficialidad, lo que aparenta o cómo se muestra. Algo que para nada tiene que ver con la realidad. Nos creamos fácilmente imágenes acerca de los demás, sin profundizar en sus experiencias, aprendizajes y motivaciones.
Además, esto lo hacemos como un automatismo; ya que nos permite sacar conclusiones y anticiparnos a sus conductas sin emplear el esfuerzo y el tiempo que supone conocer a alguien. Esto es algo que estamos haciendo continuamente los unos con los otros.
Si aprendes a verte tan solo a cómo te están viendo los demás te pierdes la oportunidad de conocerte realmente. Es necesario que profundices, te comprendas, y en consecuencia, te aceptes, te valores y amplíes tu visión sobre de ti para seguir acumulando experiencias de las que ir aprendiendo más. Ya que este es un proceso que nunca tiene fin. Veamos por qué es necesario que aprendas a conocerte y cuáles son las claves para poder hacerlo.
¿Por qué es necesario aprender a conocerte?
Como hemos dicho es muy sencillo caer en los prejuicios, y no podemos pretender que los demás no se atrevan también a juzgarnos; por ello, aunque, es importante escuchar a los demás sobre lo que ven acerca de nosotros, tenemos que pasarlo por el filtro de lo que nosotros sabemos en profundidad sobre nuestro propio ser.
El autoconocimiento supone conocer tus propios sentimientos, reconocer tus emociones, hacerte cargo y responsabilizarte de tus acciones, y en definitiva, que te observes de una forma compasiva y amorosa, para en vez de criticarte y machacarte por lo que no sale como pretendes, te apoyes en la comprensión y en el amor hacia ti para superar cualquier adversidad y circunstancia, saliendo de ella más fortalecido. Esto es lo que se llama resiliencia.
Para que puedas comprender mejor lo que supone aprender a conocerte, te invitamos a que prestes atención a este breve cuento que sirve para reflexionar:
«Un anciano maestro estaba ya cansado de escuchar las constantes quejas de su discípulo, así que pensó que debía enseñarle algo que le hiciera recapacitar.
Una mañana le pidió que le trajera sal y cuando regresó, el maestro le dijo que echara un puñado en un vaso de agua y que, a continuación se la bebiera.
—¿Cómo sabe ahora el agua? —preguntó el sabio anciano.
—Muy salada, —respondió el discípulo poniendo cara de asco.
Aguantándose la risa el maestro le indicó que repitiera la acción, pero en lugar de tirar la sal en un vaso lo hiciera en un lago. Caminaron sin prisas hacia un gran lago situado en medio de un vergel a las afueras de su aldea y cuando el discípulo cumplió la orden el venerable maestro le pidió que bebiese.
—¿A qué te sabe ahora? —le preguntó.
A lo que el aprendiz le respondió:
—Esta agua está fresquísima. No sabe nada a sal, es una delicia para el paladar.
Entonces el maestro cogiéndole las manos a su discípulo, le dijo:
—El dolor de la vida es pura sal. Siempre hay la misma cantidad, sin embargo su sabor depende del recipiente que contiene la pena. Por eso, cuando te aflijan las adversidades de la vida, agranda el sentido de las cosas. Deja de ser un vaso y conviértete en un lago.»
Como habrás visto, cuando aprendes a conocerte adquieres una visión más amplia sobre ti mismo, lo que te permite que adquieras flexibilidad, comprensión y compasión; para enfrentarte a cada uno de los retos de la vida fluyendo con ella.
Claves esenciales para que aprendas a conocerte
Aunque ya has visto la importancia que tiene aprender a conocerte mejor, te habrás preguntado, posiblemente: ¿cómo puedo aprender a conocerme? Pues bien, está muy relacionado con lo que hemos hablado anteriormente. Para comenzar, has de darte cuenta de que eres mucho más que lo que los demás puedan ver, creer o pensar sobre ti. No eres el error que cometes, ni la equivocación, ni tu torpeza, ni tus defectos. Eres mucho más que todo eso, eres una persona que en todo momento hace lo que puede para sentirse mejor y para aprender a ser feliz. Es importante que reflexiones sobre cómo te ves a ti mismo.
Debes perdonarte e intentar comprender por qué haces lo que haces, y qué te lleva a tomar decisiones y cometer acciones de las que luego acabas arrepintiéndote. Si te das cuenta todo ello son oportunidades para conocerte mejor, para entenderte y para profundizar en las causas que te motivan a hacer unas cosas en vez de otras.
Hazte responsable de tus acciones, de tus emociones y de lo que sientes. Solo así indagarás realmente en ti y te permitirás ser tú a pesar de que muchas veces quieras evitarlo, porque te duela aceptarlo. Requiere de tiempo, paciencia y comprensión que aprendas a aceptarte y a valorarte por encima de cualquier acontecimiento que ocurra en tu vida, por muy desagradable que te resulte.
Deja que tu esencia se exprese sin temor alguno a lo que puedan opinar sobre ti. Se fiel a ti y demuéstrate que te amas de una forma incondicional. Solo así podrás sacar lo mejor de ti mismo, tanto en la interacción contigo mismo como con la que tengas con las demás personas.
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