El estudio constante requiere una disciplina que los estudiantes ponen en práctica. Sin embargo, la mente no es una máquina, por tanto, no debe utilizarse como tal. El alumno no solo debe cultivar su mente pensando en los logros académicos a partir de la memorización, la atención y la concentración.
Canalizar el estrés
La mente te acompaña en todo momento, incluso mientras duermes. Por tanto, es importante tener una vía de escape para canalizar el estrés y la presión de la vida académica como, por ejemplo, las expectativas puestas en los exámenes. Existen distintos tipos de estrés.
El estrés que nace ante un examen es positivo porque muestra el interés que tiene el alumno en obtener un buen nivel en esa prueba. Es decir, es una respuesta emocional que tiene una relación de causa y efecto. Cuando te encuentras en esa situación, en el momento en el que haces esa prueba, el estrés ya desaparece.
Sin embargo, uno de los aspectos que más condiciona el rendimiento del alumno es la falta de compensación emocional. Es importante encontrar el equilibrio entre los momentos de calma y relajación y esas otras situaciones de estrés que pueden resultar tan agotadoras.
Estar presente en el ahora
Por ello, la meditación es una práctica tan recomendable y tan natural para los estudiantes que, por medio de esta rutina de atención plena, pueden fomentar el hábito de vivir, sentir y respirar el presente, sin un propósito mayor que este fin en sí mismo.
Y todo ello, además, con la ventaja de que la práctica de la meditación no es un examen en el que obtienes una nota y te preocupa suspender. La meditación es una vivencia de aprendizaje centrada en el autoconocimiento, la actitud, la libertad interior y la calma.
Un estudiante vive situaciones muy distintas a lo largo de su vida académica. Afronta asignaturas que le resultan difíciles, temarios que son complicados, preocupaciones personales que afectan a su ritmo académico y dudas que forman parte del proceso. Por medio de la meditación, el alumno adquiere un mayor nivel de resiliencia para mantener el equilibrio a pesar de los cambios externos.
Cuidado de la autoestima
Es decir, consigues tener las riendas de tu propia vida académica al cultivar tu actitud como un deber apetecible. Porque algo que puedes aprender desde tu propia vida académica, incluso antes de dar el salto al ámbito profesional, es que tú eres más que tus éxitos externos. De hecho, la clave de la felicidad reside en la no identificación con el triunfo o el fracaso como si en cada acción estuviese en juego tu propio valor interno.
Un estudiante no siempre observa que sus expectativas se cumplen o que su esfuerzo se ve recompensado con una buena nota. Sin embargo, es importante que no deje que este hecho afecte a su propia autoestima y a su amor propio. La persona aprende a lograr este propósito vital por medio de un secreto de felicidad universalmente conocido por todos, pero menos practicado: vivir el presente.
Imagina qué importante es para ti vivir el presente cuando tu mente está centrada en el futuro del próximo examen. Igualmente determinante es que tengas esta capacidad de continuar con tu vida, tus planes y tus proyectos personales cuando estás a la espera de obtener la nota de un examen importante. ¿Cuántas veces paralizas mentalmente tus ilusiones por aquello que fue o aquello que puede ocurrir? ¿Cuántos minutos desperdicias por esta actitud que te quita tanta calma interior?
Sabiduría vital
El mindfulness es, por tanto, un ingrediente positivo en el estilo de vida de un estudiante que no solo invierte en su conocimiento como un medio de preparación profesional esencial para buscar trabajo o para cumplir las expectativas en cada edad de la etapa académica.
El mindfulness es una experiencia de sabiduría para la propia vida, sencillamente porque la psicología positiva te recuerda que la persona más influyente en tu destino eres tú mismo a través de tu actitud. No puedes cambiar muchos factores externos; sin embargo, sí puedes modificar tu actitud para tener un mayor nivel de optimismo, creatividad y serenidad.
Así como la competitividad puede estar presente en el ámbito profesional, también puede estarlo en el marco personal. Por ejemplo, a veces, los estudiantes se comparan con los demás compañeros y así surge una rivalidad por ser el mejor (cuando la excelencia humana nunca se mide por un resultado académico interpretado de este modo). La verdadera evolución académica es aquella que está en ti y nace en ti, es decir, te permite superar tus propios límites y crecer de forma incondicional.
El mindfulness produce numerosos beneficios en los estudiantes. Por ejemplo, a nivel de actitud, influye en la disposición para el conocimiento y también para establecer lazos de colaboración con otros compañeros. Conviene puntualizar que los alumnos no solo ponen en práctica capacidades intelectuales, sino también inteligencia emocional y valores.
Evitar la atención dispersa
Es importante considerar que los estudiantes viven un momento histórico marcado por el poder de la tecnología y el exceso de información. Los alumnos conviven con la atención dispersa de forma frecuente porque interrumpen su tiempo de estudio en casa de modo recurrente para conocer las novedades de las redes sociales, ver un vídeo de YouTube o consultar cualquier mensaje de teléfono. Estas interrupciones constantes alteran el propio hábito de estudio.
Por este motivo, la meditación es tan importante para los estudiantes. Permite al alumno conectar con su mundo interior, atender al plano de las emociones, los sentimientos y el pensamiento. El alumno toma conciencia de su propia individualidad. Algo fundamental porque el verdadero principio de la sabiduría no se traduce en un sobresaliente, sino en el conocimiento verdadero de ti mismo. Un conocimiento apasionante que te acerca a la alegría vital, más allá de las circunstancias de la situación presente. Es decir, por medio de la meditación, tu nivel de resiliencia crece porque tomas conciencia de tu potencial para ser tu mejor versión a nivel humano gracias a la práctica de la psicología positiva.
En conclusión, la meditación podrá permitirte ‘parar’, y experimentar de primera mano los beneficios de la atención plena en aspectos cotidianos como, por ejemplo, los estudios. Y de esto mismo trata el método Crear Salud, que te ayudará a establecer nuevos hábitos en tu día a día, no solo para que empieces a meditar, sino para aprender a nutrirte adecuadamente y llevar una vida activa.
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