Debido al tipo de sociedad en la que nos ha tocado vivir, muchos de nosotros sentimos una sensación de desgaste. Vamos muy deprisa, hay mucho ruido y demasiados estímulos para poder sentirnos equilibrados. Y aunque nos apeteciera hacerlo, no podemos escapar a una isla desierta. No obstante, existen diferentes técnicas que pueden ayudarnos a mejorar nuestra vida y encontrar un remanso de paz. Una de ellas es «La sonrisa interior taoísta».
La importancia de la sonrisa
Cuando sonreímos nuestro cerebro interpreta que sentimos satisfacción. Al captar esta sensación, el cerebro emite vibraciones positivas que se propagan por el cuerpo. Por si no lo sabías, cuando sonreímos liberamos dopamina y serotonina que relajan todo nuestro organismo hasta el punto de conseguir bajar la tensión arterial. Así mismo, la serotonina es una hormona que nos ayuda a tener buen humor y a alejar la depresión de nuestra vida.
La sonrisa está muy relacionada con la glándula tiroidea. Por este motivo, al sonreír aumentamos la actividad de esta glándula, por lo que sentimos menos estrés. Según algunos estudios, llevados a cabo en la Wayne State University, las personas que sonríen a menudo en las fotografías suelen ser más longevas que las que no lo hacen.
La Sonrisa Interior Taoísta
Según los taoístas, la práctica de la Sonrisa Interior es una manera muy efectiva para evitar o neutralizar el estrés. Como ya hemos dicho, existe una conexión entre la sonrisa y la glándula tiroidea. Esta conexión consigue que al sonreír incrementemos la actividad de dicha glándula y, por lo tanto, experimentemos una disminución del estrés.
Según la tradición taoísta, cuando sonreímos, nuestros órganos son capaces de segregar una sustancia que alimenta a todo el cuerpo. Por el contrario, las emociones como el miedo o la rabia harán que la energía quede bloqueada y la salud de nuestro cuerpo se verá afectada.
Es muy habitual que nos preocupemos de nuestra apariencia externa. Sin embargo pensamos muy poco en cómo estarán nuestros órganos internos o cómo realizan sus funciones. A menudo, incluso ignoramos cuando estos órganos nos avisan de que algo no anda bien indicándonos que sería mejor vivir una vida más saludable. Cuando nos sonreímos a nosotros mismos es como si estuviéramos dejándonos acariciar, y esto se traduce en salud y bienestar.
Cómo hacer la meditación de la Sonrisa Interior
Busca un lugar cómodo donde sepas que no serás molestado. Cierra los ojos y respira profundamente por la nariz. Procura que la exhalación sea profunda y lenta. Mantén esa respiración consciente durante dos o tres minutos hasta que tu mente se vaya calmando.
- Imagina que encima de tu cabeza tienes una gran luz, como si fuera una gran estrella. Esta luz estaría aproximadamente a cinco centímetros de tu cabeza. Siente como la luz de la estrella baña todo tu cuerpo.
- Ahora comienza a sonreír. Además de tu propia sonrisa intenta imaginar que frente a ti también hay alguien sonriendo, quién tu quieras. Sigue respirando de manera consciente y deja que la sensación de la sonrisa vaya relajando toda tu cara. Recorre cada parte de tu cara y cabeza con la sonrisa. También lleva esa sonrisa al resto del cuerpo y nota como se va relajando.
- Pon la atención en tu corazón. Sonríele y espera que él te devuelva la sonrisa. Pon tus manos sobre el corazón y sé consciente de como con la sonrisa dirigida a esa parte de tu cuerpo, todo el odio se convierta en perdón hacía ti y hacía todos. Sigue respirando y sonríe. Siente como tu corazón se expande e irradia amor y alegría.
- Ahora deberás sonreír a tus pulmones. Cruza las dos manos sobre el pecho para conectar con ellos. Desde ahí, continua tu sonrisa dirigida hacía los pulmones e imagina que una energía de color blanco los baña. Observa que sentimientos experimentas estando en este lugar de tu cuerpo. Reconoce y aprecia con una sonrisa cada sentimiento que puedas experimentar.
- Pon ahora tus manos a la altura del hígado. Imagina que la energía que estaba en los pulmones baja por tu lado derecho. Comienza, de nuevo, a sonreír a esta parte de tu cuerpo. Observa qué sentimientos aparecen. Visualiza luz de color verde mientras sigues sonriendo a tu hígado.
- Coloca las manos en la zona de los riñones a la altura de las vértebras lumbares. Ofrece una sonrisa a tus riñones y, una vez más, se consciente de los sentimientos que puedan aparecer. Visualiza luz de color azul y continua sonriendo hasta que sientas paz y tranquilidad.
- Pon tu manos encima del bazo bajando hacía la izquierda. Dale una sonrisa a esa parte de tu cuerpo y sonríe también a todo aquello que te preocupa, a tus obsesiones. No dejes de sonreír. En este caso, visualiza el color amarillo mientras sigues con una sonrisa.
- Baja despacio hasta conectar con tu ombligo. Siente la respiración mientras llevas tu atención a la parte baja de tu abdomen y de la espalda. Permite que se relaje toda la columna mientras sigues sonriendo y respirando suave y profundamente.
- La sonrisa se trasladará ahora a tu columna vertebral y a todos los hueso del cuerpo. También a tus genitales y órganos reproductores. Lleva tu sonrisa a todas tus células y continua respirando. Si sufres algún problema en algún órgano en concreto, trata de visualizarlo en perfecto estado y sonriendo también.
Esta meditación no te llevará más de diez o quince minutos. Serás tú el que decidirá si te apetece detenerte más tiempo en algún punto en concreto. Lo importante es que estés concentrado y que la bola de luz vaya pasando por todo tu cuerpo. La capacidad de sonreír a tu cuerpo hará que cualquier problema de salud tienda a solucionarse.
Si haces la práctica de la Sonrisa Interior todos los días durante un mes, notarás un incremento en tu energía. También e sentirás más alegre y más despierto. Incluso, es posible, que las personas cercanas te noten cambiado. Si tu energía cambia también lo hará tu forma de pensar, de hablar, de caminar.
En conclusión, la meditación podrá permitirte ‘parar’, y experimentar de primera mano los beneficios de llevar una vida consciente y saludable. De esto mismo trata el método Crear Salud, que te ayudará a establecer nuevos hábitos en tu día a día, no solo para que empieces a meditar, sino para aprender a nutrirte adecuadamente y llevar una vida activa.
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